domingo, 1 de julio de 2012

Génesis I. 25-29

25 Hizo, pues, Dios las bestias salvajes según su especie, y los animales domésticos según su especie, y todo reptil de la tierra según su especia. Y vio Dios que estaba bien.
26 Después dijo Dios "Hagamos al hombre a imagen nuestra, según nuestra semejanza; y domine sobre los peces del mar y las aves del cielo, sobre las bestias domésticas, y sobre toda la tierra y todo reptil que se mueve sobre la tierra". 27 Y creó Dios al hombre a imagen suya; a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó. 28 Los bendijo Dios y les dijo Dios: "Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla; y dominad sobre los peces del mar y las aves del cielo, y sobre todos los animales que se mueven sobre la tierra"
29 Después dijo Dios: "He aquí que Yo os doy toda planta portadora de semilla sobre la superficie de toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto de árbol con semilla, para que os sirvan de alimento 30 Y a todos los animales de la tierra, y a todas las aves del cielo, y a todo lo que se mueve sobre la tierra, que tiene en sí aliento de vida, les doy para alimento toda hierba verde". Y así fué 31 Vio Dios todo cuanto había hecho; y he aquí que estaba muy bien. Y hubo tarde y hubo mañana; día sexto

Comentarios
"La solemnidad de la forma índica claramente que se trata de la obra más importante. Dios entra en consejo consigo mismo, e invoca la plenitud de su ser, del cual es revelación la Trinidad (Nacar-Colunga). La creación del hombre difiere de las otras creaciones en tres puntos a) En vez de dar una orden a la materia prima, es el mismo Dios quien pone mano a la obra; b) Dios crea al hombre según Su imagen y semejanza; c) el hombre es constituido señor de toda la creación visible. Al hombre: en hebreo sin artículo, lo cual quiere decir que hay de entenderse en sentido colectivo. Imagen y semejanza. S. Basilio, S. Jerónimo y otros Padres distinguen entre imagen y semejanza. Esta se referiría a los dones sobrenaturales, aquellas a los naturales. Los modernos p. ej., Hummelauer, se inclinan a ver en la unión de ambos términos una expresión enfática que significaría imagen perfecta. ¿En qué consiste la semejanza del hombre con Dios? No en el cuerpo, sino en el espíritu, que es un soplo de Diso (2,7), una centella del Espíritu divino" Dios creó al hombre por puro amor, y le dio como destino no solamente una existencia natural, sino que, movido por su afecto paternal, le hizo partícipe de la misma vida divina. Dios dio la vida a la creatura humana pero al mismo tiempo la ensalzo por encima de sí misma, incorporándola a la naturaleza divina (cf. II Pedr 1, 4). Adán era, por medio de la gracia santificante, un verdadero hijo adoptivo de Dios y como tal también socio de la naturaleza divina. Y por cuanto esta justitia originalis había sido dada juntamente con la naturaleza , constituía un bien añadido a la naturaleza perfecta del hombre, y estaba destinada a ser transmitida a toda la humanidad" (Scheeben). En el Nuevo Testamento se restauró esta grandiosa idea de inserción vital en Cristo. Léase sobre este insondable misterio el primer capítulo de la Carta de S. Pablo a los Efesios, especialmente el v. 10. Sobre Cristo como imagen del Padre véase Col 1,15 y Hebr 1,3. De ahí que algunos vean en esta expresión del Génesis al Hijo, quien es "todo en todos" (Col 3,11)
27 Tenemos en este versículo la primera prueba de la poesía hebrea, cuya característica es el paralelismo de los hemistiquios. Es de notar que toda la narración muestra cierto ritmo poético. Varón y mujer, es decir, varón y mujer aparte, dos individuos, no un individuo con dos sexos (cf. Mat. 19,4). Tampoco creó varios géneros humanos como S. Pablo explica en el discursos del Aerópago (Hech 17,26)
28. Dios aparece en todo este capítulo como Rey del universo, por el hecho mismo de la Creación. Los libros todos del Antiguo Testamento, especialmente los Salmos, celebran tal reinado (SS 28; 47; 92; 94; 103; 104;144; Tob 13.1-6; Est 13, 9-14; Is 37,16; etc.) Dentro del Reino de Dios, el hombre ocupa un lugar preferido y es también rey, porque a él le entrego Dios el señorío sobre la creación visible, pero tal privilegio se trocó en duro trabajo a causa de la caída del hombre, por lo cual todas las cosas creadas, hasta las inanimadas, aguardan "con ardiente anhelo" la libertad de la "servidumbre de la corrupción" (Rom 8,19 y 21 y notas)
31. Sobre el carácter histórico de los acontecimientos narrados en este capítulo se han escrito muchísimos artículos y libros, principalmente con el fin de establecer la concordancia de las Ciencias naturales con la Biblia, sin que se haya logrado probarla "Poco servicio hacían a la Biblia los autores del siglo pasado, que querían concordar los trascendentales relatos del Genésis con las teorías de la La Place. Era comparar lo incomparable; era no tener idea de lo que es la Biblia (Celada). La Sagrada Escritura no quiere ser un manual de ciencias, sino que se limita a describir los fenómenos físicos en un lenguaje popular y a veces poético (cf la nota al vers. 5) Esto lo admite la Pontificia Comisión Bíblica en su respuesta del 30 de junio de 1909 (Denz 2121-2128) que transcribimos al final del capítulo tercero) y en la Carta al Cardenal Suhard de Paris (del 6 de enero de 1948) sobre los once primeros capítulos del Génesis, "Por eso, dice en la citada carta del P. Vosté, secretario de la Comisión Bíblica, invitamos a los sabios católicos a estudiar estos problemas sin parcialidad, a la luz de una sana crítica y de los resultados de las otras ciencias interesadas" Sin embargo hay que tener presente el carácter histórico de los hechos que se relacionan con los fundamentos de la religión cristiana, como por ejemplo: la creación de todas las cosas por Dios, la creación particular del hombre, la unidad del género humano, la felicidad original de los primeros padres, su caída, la promesa del futuro Redentor y la institución divina del sábado. Algunos, muy pocos, admiten también un evolucionismo o transformismo mitigado, que no pretende suprimir a Dios ni extender su desarrollo al alma humana, y creen que esta explicación concuerda más con la infinita sabiduría de Dios. Así por ejemplo el P. Bea, en la X semana Bíblica, Italiana (1948), no excluye que Dios se haya servido de un organismo ya formada, para modificado, infundir en él un alma racional. La Iglesia no ha aprobado esta tesis, pero tampoco la ha condenado "Estas teorías conservan, por consiguiente, su mayor o menor probabilidad intrínseca según la fuerza de las razones en que se basan, y su mayor o menor probabilidad extrínseca según la cantidad y calidad  de autores que la propugnan" (M. Torres). Todas estas cuestiones están relacionadas con lo que se llama "el género literario" (histórico, didáctico, poético, profético, apocalíptico). Entre los católicos es el P. Hummelauer quien más ha contribuido a la investigación de la forma literaria de estos capítulos. Otra cuestión coherente con esta última, es el tiempo de su fijación por escrito. Una transmisión escrita no es del todo imposible, pues la invención de la escritura es mucho más antigua que el alfabeto, el cual no es sino la última etapa del desenvolvimiento de la escritura. "El archivo común de los conocimientos, dice Ricciotti, era la memoria, y no la escritura; en otras palabras, el pensamiento vivo era preferido a su momia embalsamada en la escritura. Esta momia se buscaba cuando más en los casos en que se necesitaba un documento material que atestiguara -como en un contrato-, una ley, un monumento, etc. (Hist. de Israel, num 190) Ricciotti trae argumentos contundentes que prueban la importancia que tuvo la memoria entre los pueblos antiguos. La Comisión Bíblica, en una Respuesta dada el 27 de junio de 1906, admite que Moisés para componer su obra se haya servido de fuentes, sacando de ellas algunas cosas a la letra y otras compendiadas. Nada dice de la composición de estas posibles fuentes, ni de la forma de su transmisión en los tiempos anteriores a Moisés.

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