domingo, 1 de julio de 2012

Génesis XXXIV. 12-31; XXXV. 1-10

12 Exigidme mucha dote y muchos dones; yo daré cuanto me digáis; pero dadme a la joven por mujer". 13 Los hijos respondieron a Siquem y a Hemor, su padre, hablando con dolo, por cuanto había violado a Diná su hermana, 14 y les dijeron: "No podemos hacer eso de dar nuestra hermana a un incircunciso; porque sería para nosotros una deshonra. 15 Sólo con esta condición podemos acceder a vuestro deseo: si consentís en ser como nosotros, circuncidado a todo varón de entre vosotros. 16 Entonces os daremos nuestra hijas, y nos tomaremos vuestras hijas; y habitaremos con vosotros, formando un solo pueblo. 17 Pero si no queréis escucharnos y no os circuncidáis, tomaremos nuestra hija, y nos iremos." 18 Parecieron bien sus palabras a Hemor y a Siquem, hijo de Hemor; 19 y no tardó el joven en hacer aquello, porque estaba prendado de la hija de Jacob; y era él el más distinguido de toda la casa de su padre.
20 Luego fueron Hemor y Siquem, su hijo, a la puerta de su ciudad, y hablaron con los hombres de la ciudad, y hablaron con los hombres de la ciudad, diciendo: 21 "Estos hombres son pacíficos con nosotros; habiten, pues, en el país y lo recorran. He aquí que el país es suficientemente largo y ancho para ellos. Tomaremos a sus hijas por mujeres y les daremos nuestras hijas. 22 Pero los hombres sólo querrán consentir en habitar con nosotros y formar un pueblo con tal que se circuncide todo varón de entre nosotros, así como ellos son circuncisos. 23 Entonces sus ganados y sus riquezas y todas sus bestias, ¿no serán nuestros?, tan solo accedemos a sus deseos; y así habitarán con nosotros." 24 Asintieron a Hemor y a Siquem, su hijo, todos los que venían a la puerta de su ciudad; y se circuncidaron todos los varones que venían a la puerta de su ciudad.
25 Mas al tercer día, cuando sintieron los dolores, dos de los hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Diná, tomaron cada uno su espada, y en plena paz entraron en la ciudad, y mataron a todos los varones. 26 Mataron también a Hemor y a Siquem, su hijo, a filo de espada; y tomando a Diná de la casa de Siquem se volvieron. 27 Después los hijos de Jacob se arrojaron sobre los muertos y saquearon la ciudad, por cuanto habían violado a su hermana. 28 Tomaron sus ovejas, sus vacadas y sus asnos; todo lo que había en la ciudad y lo que había en el campo. 29 Se llevaron como botín todos sus bienes, a todos sus niños y a sus mujeres, y todo cuanto había en las casas. 30 Dijo entonces Jacob a Simeón y Leví: "Me habéis desconcertado, haciéndome odioso a los moradores de esta tierra, a los cananeos y los fereceos; y no tengo sino poca gente; se juntarán contra mí y me matarán; y seré destruido yo y mi casa." 31 Le respondieron: "¿Debió él tratar a nuestra hermana como a una prostituta?"
Capítulo XXXV
1 Dijo Dios a Jacob: "Levántate, sube a Betel, donde habitarás, y construye allí un altar al Dios que se te apareció cuando ibas huyendo de Esaú, tu hermano. 2 Dijo, pues, Jacob a su familia, y a todos los que con él estaban: "Apartad los dioses extraños que hay en medio de vosotros; purificaos y mudad vuestros vestidos. 3 Nos levantaremos para subir a Betel, donde construiré un altar al Dios que me oyó en el día de mi angustia y me asistió por donde he andado"
4 Entonces entregaron a Jacob todos los dioses extraños que tenían, y los pendientes que traían en las orejas; y Jacob los escondió bajo la encina que está cerca de Siquem. 5 Luego se pusieron en marcha, y vino el terror de Dios sobre las ciudades circunvecinas, de manera que no persiguieron a los hijos de Jacob. 6 Llegó, pues, Jacob a Luz, en la tierra de Canaán, que es Betel, él y todo su pueblos con él. 7 Allí erigió un altar, y llamó al lugar El-Betel; porque allí se le apareció Dios, cuando huía de su hermano. 8 Y murió Débora, nodriza de Rebeca, y fue enterrada al pie de Betel, bajo una encina, la cual fue llamada Encina del llanto
9 Aparecióse Dios otra vez a Jacob después de su vuelta de Mesopotamia, y le bendijo. 10 Díjole Dios: "Tu nombre es Jacob; pero ya no te llamarás Jacob; tu nombre será Israel." Y púsole por nombre Israel.

Comentarios
12 Según la costumbre antigua, el novio dotaba a la novia y hacía regalos a los parientes de la misma (véase cap. 24)
14 Se nota en toda esta historia que los hijos de Jacob tienen la conciencia de ser un pueblo que no puede mezclarse con otros. Fue éste uno de los efectos de la circuncisión que, como se ve, Jacob, practicaba también en Mesopotamia. Si después (v. 16), aparentemente, aceptan la propuesta de los siquemitas, de formar con ellos un solo pueblo, es para engañarlos y tener tiempo para preparar la venganza
20 Era la puerta de la ciudad el lugar donde se trataban los asuntos públicos y judiciales
25 Simeón y Leví, hijos de Lía, como Diná
29 Nácar-Colunga sospecha que haya sido alterado el texto por los copistas que se habrían dejado llevar por su aversión al los samaritanos. "Se explica, dice, la muerte de Siquem y de su padre y el rescate de Dina, pero la matanza de los siquemitas inocentes, sin excluir los niños y las mujeres."
30 La respuesta definitiva al crimen perpetrado la dará Jacob antes de su muerte (49, 5-7). Las dos tribus de Simeón y Leví tendrán que llevar las consecuencias de su maldad
2 Apartad los dioses extraños: los ídolos de Raquel (véase 31, 19) y aquellos de que se habían apoderado cuando despojaron la ciudad de Siquem (cap. 34)
4 Las mujeres usaban los zarcillos no solamente como atavío, sino también como amuletos supersticiosos.
5 El terror de Dios: Hebraísmo que quiere decir: un terror pánico Cf. Ex. 23, 27; Deut 11, 25-
7 El-Betel, que significa: el Dios de Betel Cf. 28, 10 ss
10 ss. Dios confirma a Jacob las promesas del cap. 28 (v. 11-15) y el cambio de nombre (cf. 32, 28 y notas).

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