sábado, 21 de julio de 2012

Evangelio según San Marcos cap. 10. 43-51; 11; 12 1-31


43 Entre vosotros no debe ser así; al contrario, quien, entre vosotros, desea hacerse grande, hágase sirviente de los demás; 44 y quien desea ser el primero, ha de ser esclavo de todos. 45Porque también el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.”
46 Habían llegado a Jericó. Ahora bien, cuando iba saliendo de Jericó, acompañado de sus discípulos de una numerosa muchedumbre, el hijo de Timeo, Bartimeo, ciego y mendigo, estaba sentado al borde del camino; 47y oyendo que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: "Híjo de David, Jesús, ten piedad de mí!" 48 Muchos le reprendían para que callase, pero él mucho más gritaba: ‛‛¡Hijo de David, ten piedad de mí!” 49 Entonces, Jesús se detuvo y dijo: "Llamadlo." Llamaron a ciego y le dijeron: ‛‛¡Animo, levántate! El te llama.” 50 Y él arrojo su manto, se puso en pie de un salto y vino a Jesús. 51Tomando la palabra, Jesús le dijo: ‛‛¿Qué deseas que te haga?" El ciego le respondió: ‛‛¡Rabbuni, que yo vea!" 51 Jesús le dijo: ‛‛¡Anda! tu fe te ha Sanado.” Y en seguida vio, y lo fue siguiendo por el camino.

Capítulo XI
1 Cuando estuvieron próximos a Jerusalén, cerca de Betfagé y Betania, junto a Monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, 2 diciéndoles "Id a la aldea que está enfrente de vosotros; y luego de entrar en ella, encontraréis un burrito, atado, sobre el cual nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. 3 Y si alguien os pregunta: ‛‛¿Por qué hacéis esto?”, contestad: "El Señor lo necesita, y al instante lo devolverá aquí.” 4 Partieron, pues, y encontraron un burrito atado a una puerta, por de fuera, en la calle, y lo desataron, 5 Algunas personas que se encontraban allí, les dijeron: ‛‛¿Qué hacéis, desatando el burrito?” 6 Ellos les respondieron como Jesús les había dicho, y los dejaron hacer. 7 Llevaron, pues, el burrito a Jesús pusieron encima sus mantos, y Él lo montó. 8 Y muchos extendieron sus mantos sobre el camino; otros, brazadas de follaje que habían cortado de los campos. 9 Y los que marchaban delante y los que seguían,
clamaban: ‛‛¡Hosanna! ¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor! 10 ¡Bendito sea el advenimiento del reino de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!" 11 Y entró en Jerusalén en el Templo, y después de mirarlo todo, siendo ya tarde, partió de nuevo para Betania con los Doce.
12 Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. 13 Y divisando, a la distancia, una higuera que tenía hojas, fue para ver si encontraba algo en ella; pero llegado allí, no encontró más que hojas, porque no era el tiempo de los higos. 14 Entonces, respondió y dijo a la higuera: "¡Que jamás ya nadie coma fruto de ti!" Y sus discípulos lo oyeron.
15 Llegado a Jerusalén, entró en el Templo, y se puso a expulsar a los que vendían a los que compraban en el Templo, y volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían las palomas; 16y no permitía que nadie atravesase el Templo transportando objetos. 17 Y les enseñó diciendo: "¿No está escrito: <<Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones>>? Pero vosotros, la habéis hecho
cueva de ladrones.” 18 Los sumos sacerdotes y los escribas lo oyeron y buscaban cómo hacerlo perecer; pero le tenían miedo, porque todo el pueblo estaba poseído de admiración por su doctrina. 19 Y llegada la tarde, salieron (Jesús y sus discípulos) de la ciudad.
20 Al pasar (al día siguiente) muy de mañana, vieron la higuera que se había secado de raíz. 21 Entonces, Pedro se acordó y dijo: "¡Rabí, mira! La higuera que maldijiste se ha secado." 22 Y Jesús les respondió y dijo: "¡Tened fe en Dios! 23En verdad, os digo,
quien dijere a este monte: ‛‛Quítate de ahí y échate al mar", sin titubear interiormente, sino creyendo que lo que dice se hará, lo obtendrá. 24 Por eso, os digo, todo lo que pidiereis orando, creed que lo obtuvisteis ya, y se os dará. 25Y cuando os ponéis de pie para orar, perdonad lo que podáis tener contra alguien, a fin de que también vuestro Padre celestial os perdone vuestros pecados. 26 [Si no perdonáis, vuestro Padre que está en los cielos no os perdonará tampoco vuestros pecados]."

Comentarios
45. Véase Luc, 22, 27 y nota.
46. San Mateo (20, 30) habla de dos ciegos: uno de ellos ha de ser este Bartimeo. Cf. Luc, 18, 35-43.
52, En seguida: el evangelista nos hace notar que el dichoso ciego siguió a Jesús sin acordarse de recoger el manto arrojado a que se refiere el v. 50.
2. La aldea de Betfagé, situada entre Jerusalén y Betania (Mat. 21, 1sS.; Luc. 19, 29 ss.; Juan 12 s. )
9. Con la aclamación Hosanna: ¡Ayúdanos (oh Dios)! el pueblo quiere expresar su desbordante alegría según el Salmo 117, 25 s.
12. Era el lunes de Semana Santa.
13 SS, La maldición de la higuera simboliza la reprobación del pueblo de Israel, rica en hojas pero estéril en frutos (Mat. 21, 18 S.; Luc. 13, 6 ss.).
17. Véase Is. 56, 7; Jer. 7, 11; Cf. Mat. 21, 12-46; Luc. 19. 45­47; Juan 2, 14-16.
20 ss. Véase Mat. 21, 20­22.
22 S, Sobre este punto príncípalîsimu véase 9, 19 ss.; Mat. 17, 20; Luc. 17, 20 y notas.
24. Tal es la eficacia de la fe viva, la del que no es "vacilante en su corazón" (v. 23; Sant. 1,. 6 ss,) y perdona a su prójimo (v. 25).
26. El vers. 26 falta en los mejores Códices. Pertenece a Mat, 6, 15.


27 Fueron de nuevo a Jerusalén. Y como Él se pasease por el Templo, se le llegaron los jefes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos, 28 y le dijeron: ‛‛¿Con qué poder haces estas cosas, y quién te ha dado ese poder para hacerlas?", 29 Jesús les contestó: "Os haré Yo también una; pregunta. Respondedme, y os diré con qué derecho obro así: 30 El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme." 31 Mas ellos discurrieron así en sí mismos: "Si decimos «del cielo», dirá: «entonces ¿por qué no le creísteis?>>" 32Y ¿si decimos: "de los hombres"? pero temían al pueblo, porque todos tenían a Juan por un verdadero profeta. 33 Respondieron, pues, a Jesús. "No sabemos." Entonces, Jesús les dijo: ‛‛Y bien, ni Yo tampoco os digo con qué poder hago esto."

Capítulo XII
1 Y se puso a hablarles en parábolas: "Un hombre plantó una viña, la cercó con un vallado, cavó un lagar y edificó una torre; después la arrendó a unos viñadores, y se fue a otro país. 2 A su debido tiempo, envió un siervo a los viñadores para recibir de ellos su parte de los frutos de la viña. 3 Pero ellos lo agarraron, lo apalearon y lo remitieron con las manos vacías. 4 Entonces, les envió otro siervo, al cual descalabraron y ultrajaron; 5 y otro, al cual mataron; después otros muchos, de los cuales apalearon a unos y mataron a otros. 6 No le quedaba más que uno, su hijo amado; a éste les envió por último, pensando: "Respetarán a mi hijo." 7 Pero aquellos
viñadores se dijeron unos a otros: "Éste es el heredero. Venid, matémoslo, y la herencia será nuestra.” 8 Lo agarraron, pues, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. 9 ¿Qué hará el dueño 'de la viña? Vendrá y acabara con los viñadores, y entregará la viña a otros. 10 ¿No habéis leído esta Escritura: ‛‛La piedra que desecharon los que edificaban, ésta ha venido a ser cabeza de esquina, 11 de parte del Señor esto ha sido hecho, y es maravilloso a nuestros ojos?" 12 Trataron, entonces, de prenderlo, pero temían al pueblo. Habían comprendido, en efecto, que con respecto a ellos había dicho esta parábola. Lo dejaron, pues, y se fueron.
13 Le enviaron, después, algunos fariseos y herodianos, a fin de enredarlo en alguna palabra. 14 Vinieron ellos y le dijeron: "Maestro sabemos que Tú eres veraz, que no tienes miedo a nadie, y que no miras la cara de los hombres, sino que enseñas el camino de Dios con verdad. ¿Es lícito pagar el tributo al César o no? ¿Pagaremos o no pagaremos?" 15 Mas Él, conociendo su hipocresía, les dijo: ‛‛¿Por qué me tendéis un lazo? Traedme un denario, para que Yo lo vea." 16 Se lo trajeron, y Él les preguntó: ‛‛¿De quién es esta figura y la leyenda?" Le respondieron: "Del César." 17 Entonces, Jesus les dijo: «Dad al César lo que es del César; y a Dios lo que es de Dios.’‛ Y se quedaron admirados de Él.
18 Acercáronsele también algunos saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le propusieron esta cuestión: 19 "Maestro, Moisés nos ha prescrito, si el hermano de alguno muere dejando mujer y no deja hijos, tome Su hermano la mujer de él y dé prole a su hermano. 20 Ahora bien, eran siete hermanos. El primero tomó mujer, y murió sin dejar prole. 21 El segundo la tomó, y murió sin dejar prole. Sucedió lo mismo con el tercero. 22 Y ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos ellos murió también la mujer. 23 En la resurrección, cuando ellos resuciten, ¿de Cuál de ellos será esposa? Porque los siete la tuvieron por mujer.” 24 Mas Jesús les dijo: ’‛;No erráis, acaso, por no conocer las Escrituras ni el poder de Dios? 25 Porque, cuando resuciten de entre los muertos, no se casarán (los hombres), ni se darán en matrimonio (las mujeres), sino que serán como ángeles en el cielo. 26 Y en cuanto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la Zarza, cómo Dios le dijo: ‛‛Yo soy el Dios de Abrahán y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob?” 27 Èl no es Dios de muertos, sino de vivos. Vosotros estáis, pues, en un gran error."
28 Llegó también un escriba que los había oído discutir, y viendo lo bien que Él les había respondido, le propuso esta cuestión: ‛‛¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?” 29 Jesús respondió: ‛‛El primero es: <<Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, un solo Señor es. 30 Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza>>." 31 El segundo es: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" No existe mandamiento mayor que éstos."

Comentarios
27 ss. Véase Mat. 21, 23 ss.; Luc. 20, 1-8.
1 ss. La parábola de los viñadores homicida: exhibe la actitud de la Sinagoga para con el dueño de la viña (Dios), su hijo (Jesucristo) y sus siervos (profetas y apóstoles). San Pablo nos enseña a sacar fruto de esta tremenda lección (Rom. 11, 17ss.). Cf. Mat. 2I, 33 ss.; Luc. 20, 9 ss.
10. La piedra desechada es Jesucristo, quien se aplica esta figura que en la profecía representaba a Israel. Los constructores son los judíos, en particular los príncipes y sacerdotes del pueblo. Véase S. 117, 22 y nota; Is. 28, 16.
14. Con esta frase los fariseos por primera y única vez rinden públicamente homenaje a la. santidad de Jesús, mas sólo para esconder sus verdaderas intenciones. Véase Mat. 13, 57; 22, 15 ss.; Luc. 20, 20 SS.
17. Jesús establece aqui e1 respeto debido a la autoridad civil (cf. Rom. 13, 1 ss; Tito 3, 1; I Pedr, 2, 13) y suprime, como lo confirmarán los apóstoles, la teocracia O la unión del orden religioso con el político y temporal. Véase Luc. 12, 14; II Tim. 2, 4; I Pcdr. 5, 2 ss.; cf. Ecli 45, 27 y 31 y notas.
18. Ciérrase ahora la cadena de los enemigos y perseguidores en torno a Jesús: fariseos, saduceos, herodianos, escribas; 'todos los poderosos Se han con jurado contra el Cordero (S. 2, 2). Todavía está fiel e1 pueblo humilde, ¿Hasta cuándo? Cf. Mat. 22, 23-33; Luc. 20, 27-38; Deut. 25, 5―6.
26. Cf. Ex; 3, 2 y 6; Mat. 8, 11; Luc. 16, 22.
30 ss. Véase Dem. 6, 4S.; Lev. 19; 18; Juan 13, 34s.; 15, 12; Rom. 13, 9: Gål. 5. 14.

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