sábado, 21 de julio de 2012

Evangelio según san Marcos cap. 6. 9-56; 7. 1-24


9 Sino que fuesen calzados de Sandalias, y no se pusieran dos túnicas. 10 Y les dijo: ‛‛Dondequiera que entréis en una casa, quedaos allí hasta el momento de salir del lugar. 11 Y si en algún lugar no quieren recibiros y no se os escucha, salid de allí y sacudid el polvo de la planta de vuestros pies para, testimonio a ellos.” 12 Partieron, pues, y predicaron el arrepentimiento. 13 Expulsaban también a muchos demonios, y ungían con óleo a muchos enfermos y los sanaban.
14 El rey Herodes oyó hablar (de Jesús), porque su nombre se había hecho célebre y dijo: ‛‛Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos, y por eso las virtudes obran en Él. 15 Otros decían: "Es Elias" otros: ‛‛Es un profeta, tal como uno de los (antiguos) profetas." 16 No obstante esos rumores, Herodes decía: "Aquel Juan, a quien hice decapitar, ha resucitado." 17 Herodes, en efecto, había mandado arrestar a Juan, y lo había encadenado en la cárcel, a causa de Herodías, la mujer de Filipo, su hermano, pues la había tomado por su mujer. 18 Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano." 19 Herodías le guardaba rencor, y quería hacerlo morir, y no podía. 20 Porque Herodes tenía respeto por Juan, sabiendo que era un varón justo y santo, y lo amparaba: al oírlo Se quedaba muy perplejo y sin embargo lo escuchaba con gusto. 21 Llegó, empero, una ocasión favorable, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un festín a sus grandes, a los oficiales, y a los personajes de Galilea. 22 Entró (en esta ocasión) la hija de Herodías y se congració por sus danzas con Herodes y los convidados. Dijo, entonces, el rey a la muchacha. "Pídeme lo que quieras, yo te lo daré." 23 Y le juró; " Todo lo que me pidas, te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino." 24 Ella salió y preguntó a su madre: ‛‛¿Qué he de pedir?" Esta dijo: ‛‛La cabeza de Juan el Bautista.” 25 Y entrando luego a prisa ante el rey, le hizo Su petición: "Quiero que al instante me des sobre un plato la cabeza de Juan el Bautista.” 26 Se afligió mucho el rey; pero en atención a su juramento y a los convidados, no quiso rechazarla. 27 Acto continuo envió, pues, el rey un verdugo, ordenándole traer la cabeza de Juan. 28 Este fue, lo decapitó en la prisión, y trajo sobre un plato la cabeza que entregó a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre. 29 Sus discípulos luego que lo supieron, vinieron a llevarse el cuerpo y lo pusieron en un sepulcro.
30 Nuevamente reunidos con Jesús, le refirieron los apóstoles todo cuanto habían hecho y enseñado. 31 Entonces les dijo: ‛‛Venid vosotros aparte, a un lugar desierto, para que descanséis un poco." Porque muchos eran los que venían e iban, y ellos no tenían siquiera tiempo para comer. 32 Partieron, pues, en una barca, hacia un lugar desierto y apartado. 33 Pero (las gentes) los vieron cuando se iban, y muchos los conocieron; y, acudieron allí, a pie, de todas las ciudades, y llegaron antes que ellos.
34 Al desembarcar, vio una gran muchedumbre, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
35 Siendo ya la hora muy avanzada, sus discípulos se acercaron a El, y le dijeron: ‛‛Este lugar es desierto, y ya es muy tarde. 36 Despídelos, para que se vayan a las granjas y aldeas del contorno a comprarse qué comer.” 37 Mas Él les respondió y dijo: “Dadles de comer vosotros." Le replicaron: ‛‛¿Acaso habremos de comprar pan por doscientos denarios, a fin de darles de comer? 38 Les preguntó: ‛‛¿Cuántos panes tenéis? Id a ver." Habiéndose cerciorado, le dijeron: ‛‛Cinco panes y dos peces." 39 Y les ordenó hacerlos acampar a todos, por grupos, sobre la hierba verde. 40 Se sentaron, pues, en cuadros, de a ciento y de a cincuenta. 41Entonces, tomó los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo, bendijo los panes, los partió y los dio a los discípulos, para que ellos los sirviesen. Y repartió también los dos peces entre  todos. 42 Comieron todos hasta saciarse. 43 Y recogieron doce canastos llenos de los trozos y de los peces. 44 Los que habían comido los panes, eran cinco mil varones.
45 Inmediatamente obligó a sus discípulos a reembarcarse y a adelantársele hacia la otra orilla, en dirección a Betsaida, mientras Él despedía a la gente. 46 Habiéndola, en efecto despedido, se fue al monte a orar. 47 Cuando llegó la noche, la barca estaba en medio del mar, y Él solo en tierra. 48 Y viendo que ellos hacían esfuerzos penosos por avanzar, porque el viento les era contrario, vino hacia ellos, cerca de la cuarta vela de la noche, andando sobre el mar, y parecía querer pasar de largo.

Comentarios
13. El óleo Se usaba en primer lugar para reanimar las fuerzas físicas del enfermo. También hoy se lo emplea en la Santa Unción, que no es, como suele creerse, sólo para los moribundos, sino como explica Santiago, un Sacramento para confortar a los enfermos graves, incluso devolviéndoles la salud, y para perdonar pecados si los hubiere (Sant. 5, 14).
14. Ss_ Véase Mat. 14, 1ss.; Luc. 3, 19 S.; 9, 7 Ss.
16. Era 1a mala conciencia lo que atormentaba a Herodes; por eso veía en Jesucristo al Bautista, a quien había matado. "No hay pena comparable a una conciencia cargada de crímenes, porque cuando el hombre sufre exteriormente, se refugia en Dios; pero una conciencia desarreglada, no encuentra a Dios dentro de Sí misma; entonces, ¿dónde puede hallar consuelos? ¿dónde buscar el reposo y la paz?" (S. Gregorio).
18. Véase Ltv. 18, 16.
26. ¿Qué valía un juramento hecho contra Dios? Fué el respeto humano, raíz de tantos males, lo que determinó a Herodes a condescender con el capricho de una mujer desalmada. No teme a Dios, pero teme el juicio de algunos convidados ebrios como él. Cf.
Mat. 14, 9 y nota.
33 ss. Véase Mat. 14, 13~2l; Luc. 9, 10-17; Juan 6, 2-15
44. Esta primera multiplicación de los panes: tuvo lugar probablemente al E. del lago (Juan 6, 1 y 17); Según Otros, al N. O., en el lugar donde Se ha descubierto una antiquísima Basílica erigida en recuerdo del milagro
45 ss. Véase Mat. 14, 22-32; Juan 6, 15-21


49 Pero ellos, al verlo andando sobre el mar, creyeron que era un fantasma y gritaron; 50 porque todos lo vieron y se sobresaltaron. Mas Él, al instante, les habló y les dijo: "¡Animo! soy Yo. No tengáis miedo." 51 Subió entonces con ellos a la barca, y se calmó el viento. Y la extrañeza de ellos llegó a su colmo. 52 Es que no habían comprendido lo de los panes, porque sus corazones estaban endurecidos.
53 Terminada la travesía, llegaron a tierra de Genesaret, y atracaron. 54 Apenas salieron de la barca, lo conocieron, 55 y recorrieron toda esa región; y empezaron a transportar en camillas los enfermos a los lugares donde oían que Él estaba. 56 Y en todas partes adonde entraba: aldeas, ciudades, granjas, colocaban a los enfermos en las plazas, y le suplicaban que los dejasen tocar aunque no fuese más que la franja de su manto; y cuantos lo tocaban, quedaban sanos.

Capítulo VII
1 Se congregaron en torno a Él los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. 2 Los cuales vieron que algunos de sus discípulos comían con manos profanas, es decir, no lavadas, porque los fariseos y los judíos en general, no comen, si no se lavan las manos, hasta la muñeca, guardando la tradición de los antiguos; 4 y lo que procede del mercado no lo comen, sin haberlo rociado con agua; y observan  muchos otros puntos por tradición, ablución de copas, de jarros, de vasos de bronce. 5 Así, pues, los fariseos y los escribas le preguntaron: "¿Por qué no siguen tus discípulos la tradición de los antiguos, sino que comen con manos profanas?" 6 Les dijo: ‛‛Con razón Isaías profetizó sobre vosotros, hipócritas, como está escrito: ‛‛Este pueblo me honra con los labios, 7 pero su corazón está lejos de Mí. Me rinden un culto vano, enseñando doctrinas (que son) mandamientos de hombres"
8 ‛‛Vosotros quebrantáis los mandamientos de Dios, al paso que observáis la tradición de los hombres; lavados de jarros y copas y otras muchas cosas semejantes a éstas hacéis." 9 Y les dijo: "Lindamente habéis anulado el mandamiento de Dios, para observar la tradición vuestra. 10 Porque Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre", y: "Quien maldice a su padre o a su madre, sea muerto." Y vosotros decís: 11"Si uno dice a su padre o a su madre: «Es Korbán, es decir, ofrenda, esto con lo cual yo te podría socorrer», 12 ya no lo dejáis hacer nada por su padre o por su madre, 13 anulando así la palabra de Dios por la tradición que transmitisteis. Y hacéis cantidad de cosas semejantes." 14 Y habiendo de nuevo llamado a la muchedumbre, les dijo: "Escuchadme todos con inteligencia: 15 No hay cosa fuera del hombre que, entrando en él, lo pueda manchar; mas lo que sale del hombre, eso es lo que mancha al hombre. 16 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
"Cuando, dejando a la multitud, hubo entrado en casa, sus discípulos lo interrogaron sobre esta parábola. 18 Respondióles: ‛‛¿A tal punto vosotros también estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre, no lo puede manchar? 19Porque eso no va al corazón, sino al vientre y sale a un lugar oculto, limpiando así todos los alimentos." 20 Y agregó: "Lo que procede del hombre,
eso es lo que mancha a hombre. 21 Porque es de adentro, del corazón de los hombres, de donde salen los malos pensamientos, fornicaciones, hurtos, homicidios, 22 adulterios, codicias, perversiones, dolo, deshonestidad, envidia, blasfemia, soberbia, insensatez. 23 Todas estas cosas malas proceden de dentro y manchan al hombre."
24 Partiendo de allí, Se fue al territorio de Tiro, y de Sidón, y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese, mas no pudo quedar oculto. 25 Porque en seguida una mujer cuya hija estaba poseída de un demonio inmundo, habiendo oído hablar de Él, vino a prosternase a sus pies. 26 Esta mujer era pagana, sirofenicia de origen, y le rogó que echase al demonio fuera de su hija. 27 Mas Él le dijo: ‛‛Deja primero a los hijos saciarse, porque no está bien tomar el pan de los hijos para darlo a los perritos." 28Ella le contestó diciendo: "Si, Señor, pero también los perritos debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos."

Comentarios
4 ss. Se trata de purificaciones que no eran prescriptas por la Ley y que los escribas multiplicaban llamándolas “tradiciones". "No conociendo la justicia de Dios y queriendo establecer la suya propia (Rom. 3, 10), el fariseo, satisfecho de sí mismo, espera sorprender a Dios con su virtud que nada necesita (Luc. 18, ls,). En realidad, el fariseo es el más temible de los materialistas, pues el saduceo sensual ignora lo espiritual; pero él, en cierto modo, lo conoce para reducirlo a la materia: hechos, realizaciones, obras visibles para que sean vistos de los hombres y 1os hombres los alaben y los imiten. Antítesis del fariseo es la Verónica que al acercarse a Dios presenta, a la faz de la gracia, el lienzo en blanco de su esperanza." Es evidente que la doctrina de Jesucristo era tan incompatible con esa mentalidad como el fuego con el agua (véase 12, 38 y nota). La tradición que vale para 1a Iglesia es la que tiene su origen en 1a revelación divina, es decir, en la predicación del mismo Jesucristo y de los apóstoles, "a fin de que siempre se crea del mismo modo la verdad absoluta e inmutable predicada desde el principio por los apóstoles" (Pio X en el juramento contra los modernistas). Cf, I Tim. 6, 3s. y 20.
6. Véase Is. 29, 13; Cf. Mat. 15, 1-28; 23, 15; Luc. 11, 37-41; Juan 4, 23 y notas.
10. Véase Ex. 20, 12; 21, 17; Lev. 20, 9; Deut, 5, 16; Ef. 6, 2.
11. Quiere decir que 1os fariseos se consideraban exonerados de la obligación de sustentar a sus ancianos padres, pretendiendo que les valiera por tal una ofrenda de dinero (Korbán) dada al Templo.
26. Sírofenícia es 1o mismo que Cananea (Mat. 15, 22), porque los fenicios se llaman. también —cananeos.
28. Como esta pagana, insistamos porfiados en la oración, aunque a veces parezca que Dios no quiere oímos. Véase la parábola del amigo importuno (Luc. 11, 5 ss.). La perseverancia, dice San Bernardo, es una virtud sin la cual nadie vera a Dios, ni será visto por Dios. Cf. Luc. 21, 19.

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