sábado, 21 de julio de 2012

Evangelio según San Mateo 21. 13-46; 22 1-33


13 y les dijo: "Está escrito: "Mi casa será llamada casa de oración." mas vosotros la hacéis "cueva de ladrones" ". Y se llegaron a El en el Templo ciegos y tullidos, y los sanó. 15 Mas los sumos sacerdotes y los escribas, viendo los milagros que hacía y oyendo a los niños que gritaban en el Templo y decían: "Hosanna al Hijo de David", se indignaron, 16 y le dijeron: "¿Oyes lo que dicen estos?" Jesús les replicó: "Sí, ¿nunca habéis leído aquello: "De la boca de los pequeñitos y de los lactantes, me prepararé alabanza?" " 17 Y dejándolos, salió de la ciudad a Betania, donde se albergó.
18 Por la mañana, cuando volvía a la ciudad, tuvo hambre; 19 y viendo una higuera junto al camino, se acerco a ella, mas no halló en ella sino hojas. Entonces le dijo: "¡Nunca más nazca ya fruto de ti!" Y en seguida la higuera se secó. 20 Viendo esto, los discípulos se maravillaron y dijeron: "¿Cómo al momento se secó la higuera?" 21 Y Jesús les dijo: "En verdad, os digo, si tenéis fe, y no dudáis, no solamente haréis lo de la higuera, sino que si decís a esta montaña: "Quítate de ahí y échate al mar", eso se hará 22 Y todo lo que pidiereis con fe, en la oración, lo obtendréis."
28 Llegado al Templo, se acercaron a El, mientras enseñaba, los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo y le dijeron: "¿Con qué autoridad haces esto, y quién te ha dado ese poder?" 24 Mas Jesús les respondió y dijo: "Yo también quiero preguntaros una cosa; si vosotros me la decís, Yo os diré a mi vez con qué autoridad hago esto: 25 El bautismo de Juan ¿de donde era? ¿Del cielo o de los hombres?" Ellos, entonces, discurrieron así en sí mismos: "Si decimos: "del cielo", nos diría: "Entonces ¿por qué no le creísteis?" 26 Si decimos: "de los hombres", hemos de temer al pueblo, porque todos tienen a Juan por profeta". 27 Respondieron, pues, a Jesús, diciendo: "No sabemos". Y El les dijo: "Ni Yo tampoco os digo con qué autoridad hago esto."
28 "¿Qué opináis vosotros? Un hombre tenía dos hijos: fue a buscar al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar la viña". 29 Mas éste respondió y dijo: "Voy, Señor", y no fue. 30 Después fue a buscar al segundo, y le dijo lo mismo. Este contestó y dijo "No quiero", pero después se arrepintió y fue. 31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?" Respondieron: "El último". Entonces Jesús les dijo: "En verdad, os digo, los publicanos y las rameras entrarán en el reino de Dios antes que vosotros. 32 Porque vino Juan a vosotros, andando en camino de justicia, y vosotros no le creísteis, mientras que los publicanos y las rameras le creyeron. Ahora bien, ni siquiera después de haber visto esto, os arrepentisteis para creerle
33 "Escuchad otra parábola. "Había un dueño de casa, que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; después, la arrendó a unos viñadores, y se fue a otro país. 34 Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los viñadores para recibir los frutos suyos. 35 Pero los viñadores agarraron a los siervos, apalearon a éste, mataron a aquél, lapidaron a otro. 36 Entonces envió otros siervos en mayor número que los primeros; y los trataron de la misma manera. 37 Finalmente les envió su hijo, diciendo: "Respetarán a mi hijo". 38 Pero los viñadores, viendo al hijo, se dijeron entre sí: "Este es el heredero. Venid, matémoslo, y nos quedaremos con su herencia", 39 Lo agarraron, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron.

Comentarios
13 Véase Is. 56, 7; Jer 7, 11 Cf. Marc 11, 15-18; Luc 19, 45-47; Juan 2, 14-16
16 Véase S. 8, 3
19 La higuera seca simboliza al pueblo judío que rechazó a Jesús y por eso fue rechazado él mismo (cf. Luc 13, 6 ss.). En sentido más amplio nos muestra a todos los hombres que por tener una fe muerta no dan los frutos propios de la fe (7, 16) Cf. Sant 2, 18 y nota.
21 Véase sobre este importante problema 17, 20 y nota
23 ss Apreciemos esta lección de independencia espiritual que nos da el Maestro de toda humildad y mansedumbre. La timidez no es virtud; antes bien suele venir de la vanidad preocupada de agradar a los hombres Cf. Gál 1, 10
28 El primero de los dos hijos es el tipo de los que honran a Dios con los labios, pero cuyo corazón está lejos de El (15, 8); el segundo es el hombre que, sobrecogido de los remordimientos de su conciencia, se arrepiente y se salva. "El remordimiento, dice S. Ambrosio, es una gracia para el pecador. Sentir el remordimiento y escucharlo prueba que la conciencia no está enteramente apagada. El que siente su herida, desea la curación y toma remedios. Donde no se siente el mal, no hay esperanza de vida". Cf. 27, 5 y Ecli 40, 8 y nota
31 Jesús se refiere a los dos casos extremos, y no indica ningún caso donde el que promete cumpla. Si añadimos a esto el tremendo fracaso de Pedro en sus promesas, que Dios quiso recalcarnos reiterándolo en los cuatro Evangelios (Mat 26, 35; Marc 14, 29; Luc 22, 33; Juan 13, 37), parece descubrirse aquí, con un carácter notablemente general, la falla de los que prometen y la doblez de los que se nos presentan melosamente (Ecli 12, 10; 27, 25 ss, etc.). Aquí, claro está, el que promete cree ser sincero en el momento, como lo fue Pedro. La enseñanza estaría precisamente en prevenirnos que esa actitud de prometerle a Dios encierra en sí muchísimas veces una falacia, revelando una presunción que El confunda, porque es vano ofrecer semejante anticipo a Quien está viendo que mañana tal vez ya no viviremos (Sant 4, 14 s), y que es el Unico en darnos la gracia de la fidelidad. De ahí que la actitud de verdadera fidelidad, lejos de prometer a Dios, implora de El su sostén. Entonces sí que la fidelidad es segura, precisamente porque desconfía de sí misma y sólo se apoya en Dios. Tal ha de ser, pues, el espíritu de todo verdadero propósito de enmienda
34 ss. Los viñadores representan al pueblo judío que rechazó al Mesías y, por eso, fue desechado. El "hijo del dueño de casa" es Jesucristo; los "criados" son los profetas y los apóstoles. Esta parábola nos enseña también a nosotros que el privilegio del don de Dios no se entrega sin grandísima responsabilidad. Véase Rom 11, 17 ss.


40 Cuando vuelva pues el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos viñadores?" 41 Dijeron: "Hará perecer sin piedad a estos miserables, y arrendará la viña a otro viñadores, que le paguen los frutos a su tiempo". 42 Y díjoles Jesús: "¿No habéis leído nunca en las Escrituras: "La piedra que desecharon los que edificaban, ésa ha venido a ser cabeza de esquina; el Señor es quien hizo esto, y es un prodigio a nuestros ojos?" 43 Por eso os digo: El reino de Dios os será quitado, y dado a gente que rinda sus frutos. 44 Y quien cayere sobre esta piedra se hará pedazos; y a aquel sobre quien ella cayere, lo hará polvo". 45 Los sumos sacerdotes y los fariseos, oyendo sus parábolas, comprendieron que de ellos hablaba. 46 Y trataban de prenderlo pero temían a las multitudes porque éstas lo tenían por profeta.

Capítulo XXII
1 Respondiendo Jesús les habló de nuevo en parábolas, y dijo: 2 "El reino de los cielos es semejante a un rey que celebró las bodas de su hijo. 3 Y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas, mas ellos no quisieron venir. 4 Entonces envió a otros siervos, a los cuales dijo: "Decid a los convidado: Tengo preparado mi banquete; mis toros y animales cebados han sido sacrificados ya, y todo está a punto: venid a las bodas". 5 Pero, sin hacerle caso, se fueron el uno a su granja, el otro a sus negocios. 6 Y los restantes agarraron a los siervos, los ultrajaron y los mataron. 7 El rey, encolerizado, envió sus soldados, hizo perecer a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. 8 Entonces dijo a sus siervos: "Las bodas están preparadas, mas los convidados no eran dignos. 9 Id, pues, a las encrucijadas de los caminos, y a todos cuantos halléis, invitadlos a las bodas". 10 Salieron aquellos siervos a los caminos, y reunieron a todos cuantos hallaron, malos y buenos, y la sala de bodas quedó llena de convidados. 11 Mas cuando el rey entró para ver a los comensales, notó a un hombre que no estaba vestido con el traje de boda. 12 Díjole: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin tener el traje de boda?" Y él enmudeció. 13 Entonces el rey dijo a los siervos: "Atadlo de pies y manos, y arrojadlo a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes. 14 Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos."
15 Entonces los fariseos se fueron y deliberaron cómo le sorprenderían en alguna palabra. 16 Le enviaron, pues, sus discípulos con los herodianos, a decirle: "Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con verdad, sin miedo a nadie, porque no miras a la persona de los hombres. 17 Dinos, pues, lo que piensas: ¿es lícito pagar tributo al César o no?" 18 Mas Jesús, conociendo su malicia, repuso: "Hipócritas, ¿por qué me tentáis? 19 Mostradme la moneda del tributo". Y le presentaron un denario. 20 Preguntóles: "¿De quién es esta figura y la leyenda?" 21 Le respondieron: "del César". Entonces les dijo: "Dad, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios". 22 Oyendo esto, quedaron maravillados, y dejándolo se fueron
23 En aquel día, algunos saduceos, los cuales dicen que no hay resurrección, se acercaron a El, y le propusieron esta cuestión: 24 "Maestro, Moisés ha dicho: "Si alguno muere sin tener hijos, su hermano se casará con la cuñada, y suscitará prole a su hermano." 25 Ahora bien, había entre nosotros siete hermanos. El primero se casó y murió; y como no tuviese descendencia, dejo su mujer a su hermano. 26 Sucedió lo mismo con el segundo, y con el tercero, hasta el séptimo. 27 Después de todos murió la mujer. 28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será mujer? Porque todos la tuvieron". 29 Respondióles Jesús y dijo: "Erráis, por no entender las Escrituras, ni el poder de Dios. 30 Pues en la resurrección, ni se casan (los hombres), ni se dan (las mujeres) en matrimonio, sino que son como ángeles de Dios en el cielo. 31 Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os ha dicho Dios: 32 "Yo soy el Dios de Abrahán, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob"? Dios no es Dios de muertos, sino de vivientes". 33 Al oír esto, las muchedumbres estaban poseídas de admiración por su doctrina.

Comentarios
42 ss. Véase S 117, 22; Is 28, 16; Rom 9, 33; I Pedro 2, 7. El primer caso del v. 44 es Israel (cf. Luc 2, 34). El segundo, los gentiles Cf. Dan 2, 45
14 También esta parábola se refiere en primer lugar al pueblo escogido de la Antigua Alianza. A las fiestas de las bodas de su Hijo con la humanidad con vida el Padre primeramente a los judíos por medio de sus "siervos" los profetas. Los que despreciaron la invitación perderán la cena (Luc 14, 24). Los "otros siervos" son los apóstoles que Dios envió sin reprobar aún a Israel (Luc 13, 6 ss.), durante el tiempo de los Hechos, es decir, cuando  Jesús ya había inmolado y "todo estaba a punto" (v. 4; Hech 3, 22; Hebr 8, 4 y notas). Rechazados esta vez por el pueblo como El lo fuera por la Sinagoga (Hech 28, 25 ss.) y luego "quemada la ciudad" de Jerusalén (v. 7), los apóstoles y sus sucesores, invitando a los gentiles, llenan la sala de Dios (Rom 11, 30). El hombre que no lleva vestido nupcial es aquel que carece de la gracia santificante, sin la cual nadie puede acercarse al banquete de las Bodas del Cordero (Apoc 19, 6 ss.). Cf 13, 47 ss. y notas.
17 César: los emperadores romanos, de los cuales los judíos eran tributarios
21 Con estas palabras Jesús nos enseña a obedecer a las autoridades y pagar los impuestos, porque el poder de aquéllos viene de Dios. Véase Luc 20, 25 y nota; Rom 13, 1-7
24 ss. Véase Deut 25, 5-6. Se trata aquí de la ley del levirato, según la cual el hermano del que moría sin hijos, había de casarse con la viuda. Los saduceos ponen esta pregunta, no porque fuese observantes ejemplares de la Ley, sino para mofarse de la resurrección de los muertos.
29 ¡Erráis por no entender las Escrituras! ¿No es éste un reproche que hemos de recoger todos nosotros? Pocos son, en efecto, los que hoy conocen la Biblia, y no puede extrañar que caiga en el error el que no estudie la Escritura de la Verdad, como tantas veces lo enseña Jesús, y tanto lo recuerdan los Sumos Pontífices al reclamar su lectura diaria
32 Es de notar que aún no se había anunciado aquí la resurrección de 27, 52 s.

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