sábado, 21 de julio de 2012

Evangelio según San Mateo Cap 1; 2. 1-15


EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN MATEO
Capítulo I
1 Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán: 2 Abrahán engendró a Isaac; Isaac engendró a Jacob; Jacob engendró a Judá y a sus hermanos; 3 Judá engendró a Farés y a Zara de Tamar; Farés engendró a Esrom; Esrom engendró a Aram; 4 Aram engendró a Aminadab; Aminadab engendró a Naason; Naason engendró a Salmón; 5 Salmón engendró a Booz, de Racab; Booz engendró a Obed, de Rut; Obed engendró a Jesé; 6 Jesé engendró al rey David; David engendró a Salomón, de aquella (que había sido mujer) de Urías; 7 Salomón engendró a Roboam; Roboam engendró a Abía; Abía engendró a Asaf; 8 Asaf engendró a Josafat; Josafat engendró a Joram; Joram engendró a Ozías; 9 Ozías engendró a Joatam; Joatam engendró a Acaz; Acaz engendró a Ezequías; 10 Ezequías engendró a Manasés; Manasés engendró a Amón; Amón engendró Josías; 11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, por el tiempo de la deportación a Babilonia. 12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel; Salatiel engendró a Zorobabel; 13 Zorobabel engendró a Abiud; Abiud engendró a Eliaquim; Eliaquim engendró a Azor; 14 Azonr engendró a Sadoc; Sadoc engendró a Aquim; Aquim engendró a Eliud; 15 Eliud engendró a Eleazar; Eleazar engendró a Matán; Matán engendró a Jacob; 16 Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, el llamado Cristo. 17 así que todas las generaciones son: desde Abrahán hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
18 La generación de Jesucristo fue como sigue: Desposada su madre María con José, se halló antes de vivir juntos ellos, que había concebido del Espíritu Santo.

Comentarios
1 ss. San Mateo da comienzo a Su Evangelio con el abolengo de Jesús, comprobando con esto que El por su padre adoptivo, San José, desciende legalmente en línea recta de David y Abrahán, y que en El se han cumplido los vaticinios del Antiguo Testamento, los cuales dicen que el Mesías prometido ha de ser de la raza hebrea de Abrahán y de la familia real de David. La genealogía no es completa. Su carácter compendioso se explica, según S. Jerónimo, por el deseo de hacer tres grupos de catorce personajes cada uno (cf. v 17). Esta genealogía es la de San José, y no la de la Santísima Virgen, para mostrar que, según la Ley, José era padre legal de Jesús, y Este, heredero legal del trono de David y de las promesas mesiánicas. Por lo demás, María es igualmente descendiente de David; porque según San Lucas 1, 32, el hijo de la Virgen será heredero del trono "de su padre David". Sobre la genealogía que trae S. Lucas, y que es la de la Virgen, véase Luc. 3, 23 y nota. Según los resultados de las investigaciones modernas hay que colocar el nacimiento de Jesús algunos años antes de la era cristiana determinada por el calendario gregoriano, o sea en el año 747 de la fundación de Roma, más o menos. Al no hacerlo así, resultaría que Herodes habría ya muerto a la fecha de la natividad del Señor, lo cual contradice las Sagradas Escrituras. Ese hombre impío murió en los primeros meses del 750.
3 Tamar. Aparecen, en esta genealogía legal de Jesús, cuatro mujeres: Tamar, Racab, Betsabée y Rut, tres de las cuales fueron pecadoras (Gen. 38, 15; Jos 2, 1 ss.; II Rey 11, 1 ss.) y la cuarta moabita. S Jerónimo dice al respecto que el Señor lo dispuso así para que "ya que venía para salvar a los pecadores, descendiendo de pecadores borrara los pecados de todos"
16 Esposo de María: S. Ignacio y S. Jerónimo explican que fue de suma importancia que Jesús naciera de una mujer que conservando su virginidad, fuese a la vez casada, pues así quedaría velado a los ojos de Satanás el misterio de la Encarnación. Jesús (hebreo Yeschua) significa "Dios salva" (cf. v 21). Cristo es nombre griego que corresponde al hebreo Mesías, cuyo significado es "Ungido". En Israel se consagraban con óleo los Reyes y los Sumos Sacerdotes. Jesucristo es el Ungido por excelencia, por ser el "Rey de los Reyes" (Apoc. 19, 16) y el Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza (Cf. Hebr. Caps. 5-10; S 109, 4 y nota)
18 Entre los judíos los desposorios o noviazgo equivalían al matrimonio y ya los prometidos se llamaban esposo y esposa.



19 José, su esposo, como era justo y no quería delatarla, se proponía despedirla en secreto. 20 Mas mientras andaba con este pensamiento, he aquí que un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María tu esposa, porque su concepción es del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús (Salvador), porque El salvará a su pueblo de sus pecados"
22 Todo esto sucedió para que se cumpliese la palabra que había dicho el Señor por el profeta: 23 Ved ahí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán el nombre de Emmanuel, que se traduce: "Dios con nosotros". 24 Cuando despertó del sueño, hizo José como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su esposa. 25 Y sin que la conociera, dio a luz un hijo y le puso por nombre Jesús.

Capítulo II
1 Cuando hubo nacido Jesús en Betlehem de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos del Oriente llegaron a Jerusalén, 2 y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo." 3 Oyendo esto, el rey Herodes se turbó y con él toda Jerusalén. 4 Y convocando a todos los principales sacerdotes y a los escribas del pueblo, se informo de ellos donde debía nacer el Cristo. 5 Ellos le dijeron: "En Betlehem de Judea, porque así está escrito por el profeta: 6 "Y tú Betlehem (del) país de Judá, no eres de ninguna manera la menor entre las principales (ciudades) de Judá, porque de ti saldrá el caudillo que apacentará a Israel mi pueblo." 7 Entonces Herodes llamó en secreto a los magos y se informó exactamente de ellos acerca del tiempo en que la estrella había aparecido. 8 Después los envió a Betlehem diciéndoles: "Id y buscad cuidadosamente al niño; y cuando lo hayáis encontrado hacédmelos saber para que vaya yo también a adorarlo". 9 Con estas palabras del rey, se pusieron en marcha, y he aquí que la estrella, que habían visto en el Oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. 10 Al ver de nuevo la estrella experimentaron un gozo muy grande. 11 Entraron en la casa y vieron al niño con María su madre. Entonces posternándose lo adoraron; luego abrieron sus tesoros y le ofrecieron sus dones: oro, incienso y mirra. 12 Y, avisados en sueños que no volvieran a Herodes, regresaron a su país por otro camino.
13 Luego que partieron un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto, donde permanecerás, hasta que yo te avise. Porque Herodes va a buscar al niño para matarlo." 14 Y él se levantó  tomó al niño y a su madre, de noche, y salió para Egipto, 15 y se quedó allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por el profeta: "De Egipto llamé a mi hijo."

Comentarios
19 No habiendo manifestado María a su esposo la aparición del Angel ni la maravillosa concepción por obra del Espíritu Santo, San José se vio en una situación sin salida, tremenda prueba para su fe, Jurídicamente S. José habría tenido dos soluciones: 1º acusar a María ante los tribunales, los cuales, según la Ley de Moisés, la habrían condenados a muerte (Lev. 20, 10; Deut 22, 22-24; Juan 8, 2 ss.); 2º darle un "líbelo de repudio", es decir, de divorcio, permitido por la Ley para tal caso. Pero, no dudando ni por un instante de la santidad de María, el santo patriarca se decidió a dejarla secretamente para no infamarla, hasta que intervino el cielo aclarándole el misterio. "¡Y qué admirable silencio el de María! Prefiere sufrir la sospecha y la infamia antes que descubrir el misterio de la gracia realizado en ella. Y si el cielo así probó a dos corazones inocentes y santos como el de José y María, ¿por qué nos quejamos de las pruebas que nos envía la Providencia? (Mons. Ballester). Es la sinceridad de nuestra fe lo que Dios pone a prueba, según lo enseña San Pedro (I Pedr 1, 7) Véase S 16, 3 y nota
23 Es una cita del profeta Isaías (7, 14). Con ocho siglos de anticipación Dios anuncia, aunque en forma velada, el asombroso misterio de amor a la Encarnación redentora de su Verbo, que estará con nosotros todos los días hasta la consumación del siglo (Mat. 28, 20). Será para las almas en particular y para toda la Iglesia, el "Emmanuel": "Dios con nosotros", por su Eucaristía, su Evangelio y por la voz del Magisterio infalible instituido por El mismo.
25 Sin que la conociera, etc.: Este es el sentido del texto que dice en el original: "no la conoció hasta que dio a luz". "Hasta" significa entre los hebreos algo así como "mientras" y expresa como dice S. Jerónimo, únicamente lo que aconteció o no, hasta cierto momento, más no lo que sucedió después. Véase como ejemplo, Luc. 2, 37 y lo mismo II Rey 6, 23: "Micol no tuvo hijos hasta el día de su muerte".
1 Mago es el nombre que entre los persas y caldeos se daba a los hombres doctos que cultivaban las ciencias, especialmente la astronomía.
2 El rey recién nacido es a los ojos de los magos un rey universal, tal como lo daban a conocer los divinos oráculos de la Biblia que se habían ido esparciendo por el mundo de entonces (cf. Jer 23, 5 ss.; 35, 15; Is caps. 11, 32, 60; Ez 37, 23 ss). Pero no se trata para ellos de un rey como los demás, observa Fillion, "sino el rey ideal, desde tiempo atrás anunciado y prometido por Dios, que había de salvar a su pueblo y a toda la humanidad". Véase la profecía del ángel en Luc.1, 32; la aclamación del pueblo den Marc. 11, 10; la confesión de Pilato en Juan 19, 19., etc.
6 Véase Miq 5, 2; Juan 7, 42 Betlehem o Belén, ciudad situada a 8 kms al sur de Jerusalén. Una magnífica Basílica recuerda el nacimiento del Salvador. En la gruta, debajo, arden constantemente 32 lámparas; y una estrella señala el lugar donde nació nuestro Redentor. Sobre el símbolo de la estrella véase la profecía de Balaam en Núm 24, 17 y Apoc. 22, 16, donde Jesús mismo se da ese nombre (cf. S 109, 3 y nota).
11 Como hijos de los gentiles, "reconozcamos en los magos adoradores las primicias de nuestra vocación y de nuestra fe, y celebremos con corazones dilatados por la alegría los comienzos de esta dichosa esperanza; pues, desde este momento se inicia nuestra entrada en la celestial herencia de los hijos de Dios" (S. León Magno). Los dones de los magos son muy significativos: el oro simboliza la realeza; el incienso, la divinidad; la mirra, la humanidad. Se trata, pues, de una pública confesión de la divinidad del Hijo del hombre y de la realeza que había sido anunciada por el ángel (Luc. 1, 32; S 71, 10 s y notas).
14 Unas ocho o diez jornadas de camino a través del desierto separan Egipto de Palestina. San José es modelo de virtud de la obediencia. Sin proferir excusas, tan obvias en tal trance, abandona al instante el país natal y acata en todo la santa voluntad de Dios, que para él había reservado las tareas más penosas. A su obediencia y humildad corresponde su gloria y poder en el cielo.
15 Véase Oseas 11, 1 y notas explicativas.


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