sábado, 21 de julio de 2012

Evangelio según San Mateo cap. 24. 12-51; 25. 1-5


12 y por efecto de los excesos de  la iniquidad, la caridad de los más se enfriará. 13 Mas el que preservare hasta el fin, ése será salvo. 14 Y esta Buena Nueva del Reino será proclamada en el mundo entero, en testimonio a todos los pueblos. Entonces vendrá el fina. 15 Cuando veáis, pues, la abominación de la desolación, predicha por el profeta Daniel, instalada en el lugar santo -el que lee, entiéndalo-, entonces los que están en Judea, huyan a las montañas; 17 quien se encuentre en la terraza, no baje a recoger las cosas que encuentre en la terraza, no baje a recoger las cosas de la casa; 18 quien se encuentre en el campo, no vuelva atrás para tomar su manto. 19 ¡Ay de las que esté encintas y de las que críen en aquel tiempo! 20 Rogad, pues, para que vuestra huída no acontezca en invierno ni en día sábado. 21 Porque habrá, entonces, grande tribulación, cual no la hubo desde el principio el mundo hasta ahora, ni la habrá más."
22 Y si aquellos días no fueran acortados, nadie se salvaría ; mas por razón de los elegidos serán acortados esos días. 23 Si entonces os dice: "Ved, el Cristo está aquí o allá", no lo creáis. 24 Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, y harán cosas estupendas y prodigios, hasta el punto de desviar, si fuera posible, aún a los elegidos. 25 ¡Mirad que os lo he predicho! 26 Por lo tanto, si os dicen: "Está en el desierto", no salgáis; "está en las bodegas", no lo creáis. 27 Porque, así como el relámpago sale del Oriente y brilla hasta el Poniente, así será la Parusía del Hijo del Hombre. 28 Allí donde esté el cuerpo, allí se juntarán las aguilas."
29 "Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días el sol se oscurecerá,  y la luna no dará más su fulgor, los astros caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre, y entonces se lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gloria grande. 31 Y enviará sus ángeles con trompetas de sonido grande, y juntarán a los elegidos de El de los cuatro vientos, de una extremidad del cielo hasta la otra."
32 "De la higuera aprended esta semejanza: cuando ya sus ramas se ponen tiernas, y sus hojas brotan, conocéis que está cerca el verano.

Comentarios
12 Literalmente "de los muchos", o sea de la gran mayoría (véase 20, 28 y nota). Nótese que Jesús, fundador de la Iglesia, no anuncia aquí su triunfo temporal entre las naciones sino todo lo contrario. Cf. Luc 18, 8; II Tes 2, 1-12.
14 La predicación del Evangelio por todas las tierras la afirma ya el Apóstol de los Gentiles (Col 1, 6 y 23; Rom 10, 18), y no como hipérbole retórica, pues él conocía mejor que nosotros los caminos misioneros de los apóstoles, los cuales sin duda cumplían la orden de hacer discípulos en todos los pueblos (28, 19). Si los primeros cristianos tan ansiosamente esperaban la venida del Señor, como lo vemos en los discursos y las cartas de S. Pablo, de Santiago y de S. Pedro, es porque consideraban que este testimonio del Evangelio había sido dado a todas las naciones según la condición puesta por Cristo. Las cosas cambiaron sin duda por el retiro de Israel (Hech 28, 25 ss.) y hoy no podemos, como observa Pirot, "mantenernos en el horizonte estrecho de la ruina de Jerusalén", sino llegar "hasta la ruina del mundo"
15 Alusión a la profecía de Daniel (Dan 9, 27; 11, 31; 12, 11). En I Mac 1, 57 esta profecía se aplica a la profanación del Templo en los tiempos de los Macabeos. Jesús señala que volverá a cumplirse en los tiempos que el anuncia. Algunos Padres la creían cumplida en la adoración de la imagen del César en el Templo en tiempos de Pilato o en la instalación de la estatua ecuestre de Adriano en el mismo lugar. Otros Padres refieren este vaticinio a los tiempos escatológicos y al Anticristo. El que lee: Joüon añade las Escrituras. Tal es el sentido de estas palabras que, como observa Fillion, no son del Evangelista sino de Jesús, que las repite en Marc. 13, 14
20 s. El cumplimiento total de la profecía sobre la destrucción de Jerusalén es una imagen de cómo se cumplirá también todo lo que Jesús profetizó sobre el fin de los tiempos. El historiador judío Flavio Josefo describe la devastación de la capital judía, que se verificó a la letra y tal como Jesús lo había profetizado, en el año 70 de la era cristiana
23 Buzy, llamando la atención sobre el hecho de que Jesús habla constantemente en plural de falsos Mesías y de falsos profetas y nunca de un falso Mesías en singular o de un Anticristo, concluye: "que en la enseñanza de Jesús como en la de S. Juan (I Juan 1, 18-23) no hay un Anticristo individual; no hay sino una colectividad, poderosa y terrible, de anticristos". Lo mismo observa dicho autor en su nota a II Tes 2, 7
24 Los elegidos se librarán del engaño porque al justo se le dará por defensa un juicio segur (Sab ,5, 19) Cf. II Tes 2, 10 ss. y nota
28 Locución proverbial. Así como las águilas, así los hombres acudirán volando al lugar donde esté Cristo (Maldonado) Véase I Tes 4, 16 s.; Luc 17, 37
30 La señal del Hijo del Hombre: en general se cree que es la Cruz y que aparecerá el mismo día de la Parusía. Según las Constituciones Apostólicas, sería muchos días antes. Todas las tribus (cf. Ez 36, 31; 37, 15 ss.): harán duelo, como dice el P. Lagrange, en cuanto esa señal les recordará la muerte de Cristo (cf. 23, 39; Juan 19, 37; Apoc. 1, 7; Zac 12, 10 s.). Pirot en la gran edición reciente de la Biblia comentada, anota aquí: "Y ellos vendrán: notar la paronomasia, kópsontai... kai ópsontai: se lamentarán y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran aparato: este último rasgo es visiblemente tomado de Dan 7, 13. De esta manera Jesús se identifica claramente con el Hijo del Hombre que, en la célebre visión del profeta, es el fundador del Reino de Dios".
31. Cf. Marc. 13, 27. Un poeta americano evoca esta gran trompeta en una poesía que titula "Canto de esperanza", e invoca el retorno de Cristo, diciéndole con tanto fervor como belleza lírica:
Y en tu caballo blanco que miró el Visionario
pasa. Y suene el divino clarín extraordinario
¡Mi corazón será brasa de tu incensario!
Juntarán: el griego usa el mismo verbo que en II Tes 2, 1: "episynaxusin". Alude aquí el Señor al admirable rapto en su encuentro en las nubes que está prometido a nosotros los vivientes "que quedemos" (I Tes 4, 17). Cf. I Cor 15, 51; II Tes 2, 1; Hebr 10, 25. Del cielo: es de notar que no dice de la tierra (cf. v 30). Estos parecen ser los que el v. 28 llama las águilas. Véase Marc 13, 27 y nota.
32 El árbol de la higuera (Luc 21, 29) es figura de Israel según la carne (21, 19; Marc 11, 13), a quien se dio un plazo (Luc 13, 8) para que antes de la destrucción de Jerusalén creyese en el Cristo resucitado que le predicaron los apóstoles (cf., Hebr 8, 4 y nota). Pero entonces no dio fruto y fue abandonado como pueblo de Dios. Cuando empiece a mostrar signos precursores del fruto sabremos que El está cerca. Las grandes persecuciones que últimamente han sufrido los judíos (Zac. 13, 8; Ez 5, 1-13), los casos singulares de conversión, la vuelta a Palestina y al idioma hebreo, etc., bien podrían ser eñales, aunque no exclusivas, que no hemos de mirar con indiferencia. Véase Luc 21, 28


33 Asi también vosotros cuando veáis todo esto, sabed que está cerca, a las puertas. 34 En verdad, os digo, que no pasara la generación ésta hasta que todo esto suceda. 35 El cielo y la tierra pasaran, pero las palabras mías no pasaran ciertamente." 36 "Mas en cuanto al día aquel y a la hora, nadie sabe, ni los ángeles del cielo, sino el Padre solo. 36 "Y como sucedió en tiempo de Noé, así será la Parusía del Hijo del Hombre. 37 ”Porque así como en el tiempo que precedió al diluvio, comían, bebían, tomaban en matrimonio y daban en matrimonio, hasta el día en que entro Noé en el arca, 39y no conocieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la Parusía del Hijo del Hombre. 40 "Entonces, estarán dos en el campo, el uno será tomado, y el otro dejado; 41 dos estarán moliendo en el molino, la una será tomada y la otra dejada."
42 “Velad, pues, porque no sabéis en qué día vendrá vuestro Señor. 43 Comprended
bien esto, porque si supiera el amo de casa a qué hora de la noche el ladrón había de venir, velaría ciertamente y no dejaría horadar su casa. 44 “Por eso, también vosotros estad prontos, porque a la hora que no pensáis, vendrá el Hijo del Hombre. 45 ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien puso el Señor sobre su servidumbre para darles el alimento a su tiempo? 46 ¡Feliz el servidor aquel, a quien su señor al venir hallare obrando así! 47 "En verdad, os digo, lo pondrá sobre toda su hacienda. 48 Pero si aquel siervo malo dice en su corazón; "Se me retrasa el señor", 49y se pone a
golpear a sus consiervos y a comer y a beber con los borrachos; 50 volverá el señor de aquel siervo en día que no espera, y en hora que no sabe, 51 y lo separará y le asignará su suerte con los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes."

Capítulo XXV
1"En aquel entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes, que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. 2 Cinco de entre ellas eran necias, y cinco prudentes. 3 Las necias, al tomar sus lámparas, no tomaron aceite consigo, 4 mientras que las prudentes tomaron aceite en sus frascos, además de sus lámparas. 5 Como el esposo tardaba, todas sintieron sueño y se durmieron.

Comentarios
34. La generación ésta: según S. Jerónimo, aludiría a todo el género humano; según otros, al pueblo judío, o solo a los contemporáneos de Jesús que verían cumplirse esta profecía en la destrucción de la ciudad santa. Fillion, considerando que en este discurso el divino Profeta se refiere paralelamente a la destrucción de Jerusalén y a los tiempos de su segunda Venida, aplica estas palabras en primer lugar a los hombres que debían ser testigos de la ruina de Jerusalén y del Templo, y en segundo lugar a la generación "que ha de asistir a los últimos
acontecimientos históricos del mundo", es decir, a la que presencie las señales aquí anunciadas (cf. Luc. 21, 28). En fin, según otra bien fundada interpretación, que no impide la precedente, "La generación ésta" es la de fariseos, escribas y doctores, a quienes el Señor acaba de dirigirse con esas mismas palabras en su gran discurso del capítulo anterior (23. 36). Véase la nota a Luc. 21, 32.
36. El Padre solo: Cf. Marc. 13. 32 y nota.
42. Es indispensable velar para poder "estar en pie ante el Hijo del Hombre" (Luc. 21, 34-36); hay que luchar constantemente por la fidelidad a la gracia contra las malas inclinaciones y pasiones, especialmente contra la tibieza y somnolencia espiritual (Apoc. 3, 15 s.). Tenga cuidado de no caer el que se cree firme (I Cor. 10, 12). "Marcháis cargados de oro, guardaos del ladr6n" (S. Jerénimo). Cf. 25, l ss. y nota.
44. A la hora que no pensáis, etc.: Es, pues, falso decir: Cristo no puede venir en nuestros días. La venida de Cristo no es un problema matemático, sino un misterio, y sólo Dios sabe cómo se han de realizar las señales anunciadas. En muchos otros pasajes se dice que Cristo vendrá como un ladrón, lo cual no se refiere a la muerte de cada uno, sino a Su Parusía (I Tes. 5, 2s.; II Pedro 3, 10; Apoc. 3, 3; 16, 15).
45. Jesús pone esta pregunta no porque no conociera al siervo fiel y prudente, sino para mostrar cuan pocas veces se hallan estas cualidades (S. Crisóstomo). El sentido de este pasaje se ve más claro en Luc. 12, 41.
47. Véase Luc. 12, ,37. Toda su hacienda: En sentido espiritual; las almas (Juan 10, 29 y nota). Es una promesa aualoga a la de 16, 19; Luc. 19. 17; 22, 30.
49. Cf. Luc. 12, 45 ss.; I Pedr. 5, 1ss.
1ss. Esta parábola, como la anterior, quiere enseñamos la necesidad de estar siempre alerta, porque nadie sabe el día ni la hora del advenimiento de Cristo. Del esposo: La Vulgata añade: "y de la esposa". El texto griego se refiere solamente al esposo, lo que cuadra mejor con las costumbres hebreas, porque las vírgenes solían estar con la novia, y junto con ella esperaban la venida del esposo acompañado de sus amigos. En cuanto a la explicación de la parábola, advierte ya S. Jerónimo que las diez vírgenes simbolizan a todos los cristianos. "La espera es el periodo que precede a la segunda venida del Salvador; su venida es la Parusía gloriosa; el festín de la felicidad del Reino de los cielos... Los fieles que no están preparados a la venida de Cristo serán eliminados de la beatitud parusíaca... El momento de 1a Parusía es capital... y hay que tener siempre a mano la provisión de aceite" (Pirot). En efecto, la lámpara sin aceite es la fe muerta que se estereotipa en fórmulas (15, 8). La fe viva, que obra por amor (Gal. 5, 6), es la que produce la luz de la esperanza que nos tiene siempre en vela; lo que no se ama no puede ser esperado pues no se lo desea. S. Pedro enseña que esa. lámpara o antorcha con que esperamos a Jesús en estas tinieblas
es la esperanza que nos dan las profecías basta que amanezca el día cuando El venga (II Pedr. 1, 19). David enseña igualmente que esa luz para nuestros pies nos viene de la Palabra de Dios (S. 118, 105), la cual, dice S. Pablo, debe permanecer abundantemente en nosotros, ocupando nuestra memoria y nuestra atención (Col. 3, 16), para que no “nos engañe este siglo malo (Gal. 1, 4). El sueño —que
no es aquí reproche, pues todas se durmieron-— representa, dice Pirot, lo imprevisto y súbito de la. Parusía, de modo que la lámpara de nuestra fe no se mantendrá iluminada con la luz de la amorosa esperanza, si no tenemos gran provisión del aceite de la palabra. que es lo que engendra y vivifica la misma fe (Rom. 10, 17).

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