sábado, 21 de julio de 2012

Evangelio según san Mateo cap. 26 35-75; 27. 1-26


35 Replicóle Pedro: ‛‛¡Aunque deba contigo morir, de ninguna manera te negaré! ’ Y lo mismo dijeron también todos los discípulos.
36 Entonces, Jesús llegó con ellos al huerto llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos: ‛‛Sentaos aquí, mientras voy allí y hago oración.” 37 Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse. 38 Después les dijo: ‛‛Mi alma esta triste, mortalmente; quedaos aquí y velad conmigo." 39 Y adelantándose un poco, se postró con el rostro en tierra, orando y diciendo: "Padre mío, si es posible, pase este cáliz lejos de Mi; mas no como Yo quiero, sino como Tú.” 40 Y yendo hacía los discípulos, los encontró durmiendo. Entonces dijo a Pedro: ‘‛¿No habéis podido, pues, una hora velar conmigo? 41Velad y orad, para que no entréis en tentación. El espíritu, dispuesto (está), mas la carne, es débil." 42 Se fué de nuevo, y por segunda vez, oró así: "Padre mío, si no puede esto pasar sin que Yo lo beba, hágase la voluntad tuya." 43 Y vino otra vez y los encontró durmiendo; sus ojos estaban, en efecto, cargados. 44 Los dejó, y yéndose de nuevo, oró una tercera vez, diciendo las mismas palabras. 45 Entonces, vino hacia los discípulos y les dijo:
‛‛¿Dormís ahora y descansáis?” He aquí que llegó la hora y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. 46 ¡Levantaos! ¡Vamos! Mirad que ha llegado el que me entrega."
47 Aun estaba hablando y he aquí que Judas, uno de los Doce, llegó acompañado de un tropel numeroso con espadas y palos, enviado por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. 48 El traidor les había dado esta señal: "Aquel a quien yo daré un
beso, ése es; sujetadle.” 49En seguida se aproximó a Jesús y le dijo: "¡Salud, Rabí!”, y lo besó. 50 Jesús le dijo: "Amigo, ¡a lo que vienes!” Entonces, se adelantaron, echaron mano de Jesús, y lo prendieron. 51Y he aquí que uno de los que estaban con Jesús llevó la mano a su espada, la desenvainó y dando un golpe al siervo del sumo sacerdote, le cortó la oreja. 52Díjole, entonces, Jesús: ‛‛Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que empuñan la espada, perecerán a espada. 53 ¿O piensas que no puedo rogar a mi Padre, y me dará al punto más de doce legiones de ángeles? 54 ¿Mas, cómo entonces Se cumplirían las Escrituras de que así debe suceder?” 55 Al punto dijo Jesús a la turba: ‛‛Como contra un ladrón habéis salido, armados de espadas y palos, para prenderme. Cada día me sentaba en el Templo para enseñar, ¡y no me prendisteis! 56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumpla lo que escribieron los profetas.” Entonces los discípulos todos, abandonándole a Él, huyeron.
57 Los que habían prendido a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban reunidos. 58 Pedro lo había seguido de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote, y habiendo entrado allí, se hallaba sentado con los satélites para ver cómo terminaba eso. 59 Los sumos sacerdotes, y todo el Sanhedrín, buscaban un falso testimonio contra Jesús para hacerlo morir, 60 y no lo encontraban, aunque se presentaban muchos testigos falsos. Finalmente se presentaron dos, 61 que dijeron: "Él ha dicho: ‛‛Yo puedo demoler el templo de Dios, y en el espacio de tres días reedificarlo"." 62 Entonces, el sumo sacerdote se levantó y le dijo: ‛‛¿Nada respondes? ;Qué es eso que estos atestiguan contra Ti?” Pero Jesús callaba. 63 Díjole, pues, el sumo sacerdote: ‛‛Yo te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios." 64 Jesús le respondió: "Tú lo has dicho. Y Yo os digo: desde este momento veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra
del Poder y viniendo sobre las nubes del cielo." 65 Entonces, el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras y dijo: "¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ahora mismo vosotros habéis oído la blasfemia.

Comentarios
35. Dios nos deja en este pasaje una lección insuperable de desconfianza en nosotros mismos. Cf. v. 75; 21, 28 Ss. y notas.
36. Que ellos se sienten, mientras Él va a postrarse en tierra. Lo que Sigue muestra cómo respondieron ellos... y nosotros.
42. Esto es: quiero que tu voluntad de salvar a los hombres, para lo cual me enviaste (Juan 6, 38v 40), se cumpla sin reparar en lo que a Mi me cueste. Ya que ellos no aceptaron mi mensaje de perdón (Marc. 1, 15; ]u;m, 1. 11; Mat. 16, 20 y nota), muera el Pastor por las ovejas (Juan 10, 11 y nota). Aquí Se ve la libre entrega de Jesús como víctima "en manos de los hombreS" (17, 12 y 22) para que no Se malograse aquella voluntad salvífica del Padre. ¿Acaso no le habría Éste mandado al punto más de doce legiones de ángeles? (v. 53). "Esta voz de la Cabeza es para Salud de todo el cuerno porque es ella la que ha instruido a los fieles, inflamado a los confesores, coronado a los mártires" S. León.
45. ¿Dormís ahora y descansáis Véase Marc. 14, 41 y nota.
50. No le pregunta Jesús a qué ha venido, Sino que le manifiesta conformidad con que lleve adelante su propósito, como cuando le dijo: lo que haces, hazlo Cuanto antes.: (Juan 13, 27).
51 s. Fue S. Pedro (Juan 18, 10), Cf. Gen. 9, 6; Apocc. '3. 10 y nota.
53. Véase v. 42 y nota. La bondad del divino Maestro no excluye a Judas (v. 50). Cf. Juan 13, 27.
54. Véase Is. 53, 7•10.
56. ¡Todos! Véase Marc. 14, 50 y nota. Es muy digno de observar el contraste entre esta fuga y la escena precedente (v. 51-54). Allí vemos que se intenta una defensa armada de Jesús, es decir, que si Él la hubiese aceptado, obrando como los que buscan su propia gloria (Juan 5, 43), los discípulos se habrían sin duda jugado la vida por su caudillo (Juan 11, 16; 13, 37). Pero cuando Jesús se muestra tal, cual es, como divina Víctima de la salvación, en nuestro propio favor, entonces todos se escandalizan de Él. como Él se lo tenía anunciado (v. 31 ss.),
y como solemos hacer muchos cuando se trata de compartir las humillaciones de Cristo y la persecución por su Palabra (13, 21). Algo  análogo había de suceder a Pablo y Bernabé en Listra, donde aquél fue lapidado después de rechazar la adoración que se les ofrecía creyéndolos Júpiter y Mercurio (Hech.14,. l0­l8).
60. Eran dos falsos testigos, qué tampoco estahan acordes en su testimonio, como vemos en Marc. 4, 59.
65. La blasfemia consiste, a los ojos de los Sanhedrínitas, en el testimonio que Jesús da de Si mísmo, confesando la verdad de que Él •es el Hijo de Dios, Cf. Lev. 24, 16.


66 ¿Qué os parece?" Contestaron diciendo: ‛‛Merece la muerte." 67 "Entonces lo escupieron en la cara y lo golpearon, y otros lo abofetearon, 68 diciendo: Adivínanos, Cristo, ¿quién es el que te pego.
69Pedro, entretanto, estaba sentado fuera, en el patio; y una criada se aproximó a él y le dijo: ‛‛Tú también estabas con Jesús, el Galileo." 70 Pero él lo negó delante de todos, diciendo: ‛‛No sé qué dices." 71 Cuando salía hacia la puerta, otra lo vio y dijo a los que estaban allí: "Éste andaba con Jesús el Nazareno.” 72Y de nuevo lo negó, con
juramento, diciendo: " Yo no conozco a ese hombre." 73 Un poco después, acercándose los que estaban allí de pie, dijeron a Pedro: ‛‛¡Ciertamente, tú también eres de ellos, pues tu habla te denuncia!" 74 Entonces se puso a echar imprecaciones y a jurar: "Yo no conozco a ese hombre.” Y en seguida cantó un gallo, 75 y Pedro se acordó de la palabra de Jesús: "Antes que el gallo cante, me negarás tres veces."Y  saliendo afuera, lloró amargamente.

CAPITULO XXVII
1 Llegada la madrugada, todos los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo tuvieron una deliberación contra Jesús para hacerlo morir. 2 Y habiéndolo atado, lo llevaron y entregaron a Pilato, el gobernador.
3 Entonces viendo judas, el que lo entregó, que había sido condenado, fue acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, 4 diciendo: "Pequé, entregando sangre inocente." Pero ellos dijeron: "A nosotros ¿qué nos importa? tú verás." 5 Entonces, él arrojó las monedas en el Templo, se retiró y fue a ahorcarse. 6 Mas los sumos sacerdotes, habiendo recogido las monedas, dijeron: "No nos es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de Sangre." 7 Y después de deliberar, compraron con ellas el campo del Alfarero para sepultura de los extranjeros. 8 Por lo cual ese campo fue llamado Campo
de Sangre, hasta el día de hoy. 9 Entonces se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías: ‛‛Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio del que fue tasado, al que pusieron precio los hijos de Israel, 10 y las dieron por el Campo del Alfarero, según me ordenó el Señor."
11 Entretanto, Jesús compareció delante del gobernador, y el gobernador le hizo esta pregunta: ‛‛¿Eres Tu el rey de los judíos?" Jesús le respondió: ‛‛Tú lo dices." 12 Y mientras los sumos sacerdotes y los ancianos lo acusaban, nada respondió: 13 Entonces, Pilato le dijo: ‛‛¿No oyes todo esto que ellos alegan contra Ti?" 14 Pero Él no respondió ni una palabra sobre nada, de suerte que el gobernador estaba muy sorprendido. 15 Ahora bien, con ocasión de la fiesta, el gobernador acostumbraba conceder al pueblo la libertad de un preso, el que ellos quisieran. 16 Tenían a la sazón, un preso famoso, llamado Barrabás. 17 Estando, pues, reunido el pueblo, Pilato les dijo: ‛‛¿A cuál queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el que se dice Cristo?", 18 porque sabía que lo habían entregado por envidia. 19Mas mientras él estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: ‛‛No tengas nada que ver con ese justo, porque yo he sufrido mucho hoy, en sueños, por Él." 20 Pero los sumos
sacerdotes Y los ancianos persuadieron a la turba que pidiese a Barrabás, y exigiese la muerte de Jesús. 21 Respondiendo el gobernador les dijo: ‛‛¿A cuál de los dos queréis que os Suelte?" Ellos dijeron: "A Barrabás." 22 Díjoles Pilato: ‛‛¿Qué haré entonces con Jesús, el que se dice Cristo?" Todos respondieron: "¡Sea crucificado!” 23 Y cuando él preguntó: ‛‛Pues ¿qué mal ha hecho?", gritaron todavía más fuerte, diciendo: ‛‛¡Sea crucificado!" 24 Viendo Pilato, que nada adelantaba, sino que al contrario crecía el clamor, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo diciendo: "Yo soy inocente de la sangre de este justo. Vosotros veréis." 25 Y respondió todo el pueblo diciendo: "¡La sangre de Él, sobre nosotros y sobre nuestros hijos!" 26 Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuese crucificado.

Comentarios
75. Pedro cayó, porque presumió de sus propias fuerzas, Según Se lo advirtió el mismo Cristo. Si hubiera pensado, como David, que sólo la gracia nos da la constancia y fortaleza, no habría caído ciertamente.
5. Mientras Pedro llora contrito, Judas Se Suicida. porque le falta la confianza en la misericordia de Dios, que a todos perdona. Es la diferencia entre el solo remordimiento, que 1Ieva.a la desesperación, y el arrepentimiento, que lleva al perdón. Cf. 21, 28 y nota.
9. Véase Zac. 11, 12 S.; jer. 32, 6ss.
18. Por envidia: Se refiere a los sacerdotes (Marc. 15, 10), contra cuya maldad apelaba Pilato ante el pueblo. Marcos (15, 11) reitera lo que aquí vemos en el v. 20 sobre la influencia pérfida con que aquéllos decidieron al pueblo, que tantas veces había mostrado su adhesión a Jesús, a servirles de instrumento para saciar su odio contra el Hijo de Dios, hasta el punto de persuadirlo a que lo pospusiese a un criminal (Luc. 23, 18; Juan 18, 40). San Pedro recuerda al pueblo esta circunstancia en Hech. 3, 14-17.
19. Según una tradición piadosa, se llamaba Claudia Prócula. La Iglesia griega la venera como Santa,
24. Pilato dice este justo, confesando así públicamente la inocencia de Jesús; y sin embargo, lo condena a morir en una cruz. Vemos aquí el tipo del juez inicuo, que por política y cobardía abusa de su poder y viola gravemente los deberes de su cargo. Sus vacilaciones se prolongan por largo rato; pero puede más lo que él cree su interés, que la voz de su conciencia y la previsión de su mujer (v. 19).
Véase Marc. 15, 2sS.; Luc. 23, 3ss.; Juan 18, 33 ss.

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