domingo, 1 de julio de 2012

Génesis III. 16-24

16 Después dijo a la mujer: "Multiplicaré tus dolores y tus preñeces; con dolor darás hijos a luz; te sentirás atraída por tu marido, pero él te dominará
17 A Adán le dijo: "Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que Yo te había prohibido comer, será maldita la tierra por tu causa; con doloroso trabajo te alimentarás de ella todos los días de tu vida; 18 te producirá espinas y abrojos, y comerás de las hierbas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra; pues de ella fuiste tomado. Polvo eres y al polvo volverás."
20 Adán puso a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos los vivientes. 21 E hizo Yahvé Dios para Adán y su mujer túnicas de pieles y los vistió 22 Y dijo Yahvé Dios: "He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; ahora, pues, no vaya a extender su mano para que tome todavía del árbol de la vida y comiendo (de él) viva para siempre."
23 Después Yahvé Dios lo expulsó del jardín del Edén, para que labrase la tierra de donde había sido tomado. 24 Y habiendo expulsado a Adán puso delante del jardín de Edén querubines, y la fulgurante espada que se agitaba, a fin de guardar el camino del árbol de la vida

Comentarios
16 La sumisión de la mujer al marido, que tantas veces repita S Pablo (Rom 7, 2; I Cor 11, 3 ss; Ef 5, 22, 24 y 33; Col 3, 18) es, según estas palabras de Dios, una ley natural y divina. Hoy se tiende a olvidar esta norma primitiva, que no significa esclavitud de la mujer, sino su legítima posición dentro de la familia, ya que no puede haber dos cabezas en el mismo cuerpo.
19 En ese momento el hombre empezó a morir, faltándole el fruto del árbol de la vida (c, 22). Desde entonces sentimos que el hombre es polvo. "De la tierra y a la tierra" he aquí las palabras lapidarias que el dedo de Dios escribió sobre el escudo del género humano "Todos los hombres no son más que polvo y ceniza", dice ya el Eclesiástico (17, 31) Mas, si bien el cuerpo se descompone, el alma es un soplo de Dios (2 , 7), que no se descompone ni muere (Sab 3, 1-4),  y aún el cuerpo descansa en la esperanza de la resurrección (Juan 5, 28 s; Rom 8, 23; I Cor 15, 42) De aquí arranca un nuevo concepto de la vida. Somos lo que somos, hijos de Adán y herederos de su carne depravada. Solamente los méritos de Cristo nos dan capacidad para sobreponernos a esta degeneración de la carne y vivir según el espíritu, pero esto , que sólo se da a los que creen con fe viva, no quita nada de nuestra decadencia natural; ya que la vida según el espíritu es un "nuevo nacimiento" en Cristo y presupone la muerte de nuestro "hombre viejo", para que "caminemos en nuestra vida" (Rom 6, 4). San Pablo explica este misterio a los Efesios, diciéndoles: "Dejad vuestra pasada manera de vivir y desnudaos del hombre viejo, que se corrompe al seguir los deseos del error; renovaos en el espíritu de vuestra mente y vestíos del hombre nuevo, creado según Dios en la justicia y en la santidad de la verdad" (Ef 4, 22-24; cf Ef. 3, 9). Esto sin duda, es menos frecuente de lo que creemos; pues para ello debe el hombre renunciarse a sí mismo (Luc 9, 23), lo cual no es difícil si estamos convencidos de esa decadencia en que nacemos, pero es muy difícil para el que tiene esa suficiencia de sí mismo tan en boga hoy en día, pues nadie deja lo que cree bueno, en tanto que es fácil dejar lo que sabemos malo y perjudicial
20 Eva significa literalmente: productora de vida, madre. La misma palabra encontramos, aunque con una pequeña diferencia morfológica, en el nombre de Yahvé (el que es, el viviente). Adán significa barro, polvo.
22 ¿Han de entenderse estas palabras de Dios como una simple aserción o en sentido irónico? Son más bien expresión de la compasión del divino Padre, cuyos ojos prevén las calamidades que han de venir sobre los pobres hombres que habían aspirado a ser como El (v. 5)
24 "Por el pecado del hombre se cerró el paraíso terrenal, en señal de haberse cerrado el celestial" (Sto. Tomas), nos queda sólo la esperanza de la "restauración de todas las cosas", de la cual habla San Pedro en Hech 3, 21, y el consuelo de que los ríos del paraíso siguen regándose místicamente en los Sacramentos. Los querubines; ángeles de orden superior; son en el Salmo 17, 11 la "carroza" de Dios, el cual se sienta sobre los querubines (I Rey 4, 4; S 79, 2; Is 37, 16). Es de notar que Dios permitía y ordenaba (Ex 25, 18; III Rey 6, 23) la representación plástica de los querubines, no obstante la prohibición, establecida por El en el Decálogo, de no hacer imágenes ni figura alguna de las cosas que hay en el cielo y en la tierra (Ex 20, 4) También los asirios y babilonios conocían a los querubines (Karibu) y colocaban sus figuras en las puertas como guardianes celestiales de templos y palacios, mas los representaban medio hombre y medio animal, dándoles cuerpo de toro o león, alas de águila y cabeza de hombre con tiara y dos cuernos, símbolos de su divino poder. Cf. la descripción de los querubines en la visión de Ezequiel 1, 5 ss. La fulgurante espada, símbolo de la llameante espada divina, la encontramos también en la mitología pagana, donde tiene a veces la forma de tridente. Terminada la explicación de los tres primeros capítulos creemos conveniente llamar de nuevo la atención a la "Respuesta" de la Pontificia Comisión Bíblica del 30 de Junio de 1909 que Bover-Cantera sintetiza como sigue: "Los tres primeros capítulos del Génesis contienen narraciones de hechos verdaderos, es decir, que responden a la realidad objetiva y verdad histórica; no fabulas mitológicas o cosmogonías, ni meras alegorías o símbolos destituidos de fundamento objetivo, ni leyendas ejemplares, parte históricas, parte ficticias (Dub, 2). Hay que admitir el sentido literal histórico en los hechos que atañen a los fundamentos de la religión cristiana, cuales son, entre otros: la creación del universo por Dios al principio del tiempo; la peculiar creación del hombre; la formación de la primera mujer, hecha del primer hombre; la unidad del género humano; la felicidad original de los primeros padres en estado de justicia, integridad e inmortalidad; el precepto dado por Dios al hombre para probar su fidelidad; la transgresión del precepto divino, por persuasión del diablo bajo la apariencia de serpiente; la caída de los primeros padres de aquel estado primitivo de inocencia; además la promesa de un futuro Reparador (Dub 3). No hay que entender siempre en sentido propio y material todas las expresiones, que a las veces son evidentemente metafóricas o antropomórficas (Dub 5). Siendo la mente del hagiógrafo no dar un tratado científico de la naturaleza, sino más bien un conocimiento popular, no hay que interpretar su lenguaje con rigor científico (Dub 7). La palabra yom (día) puede entenderse en sentido impropio o lato (Dub 8)"

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