domingo, 1 de julio de 2012

Génesis IV. 1-12

Capítulo IV
1 Conoció Adán a Eva, su mujer, la cual concibió y dio a luz a Caín y dijo: "He adquirido un varón con el favor de Yahvé." 2 Otra vez dio a luz (y tuvo) a Abel, su hermano. Fue Abel pastor de ovejas y Caín labrador. 3 Pasado algún tiempo, presentó Caín a Yahvé una ofrenda de los frutos de la tierra. 4 Y también Abel ofreció de los primogénitos de su rebaño, y de la grasa de los mismos. Yahvé miró a Abel y su ofrenda; 5 pero no miró a Caín y su ofrenda, por lo cual se irritó Caín en gran manera, y decayó su semblante.
6 Entonces dijo Yahvé a Caín: "¿Por qué andas irritado, y por qué ha decaído tu semblante? 7 ¿No es cierto que si obras bien, podrás alzarlo? Mas si no obras bien, esta asechando a la puerta el pecado que desea dominarte; pero tú debes dominarle a él." 8 Dijo después Caín a su hermano Abel: "Vamos al campo." Y cuando estuvieron en el campo, se levantó Caín contra su hermano Abel y lo mató.
9 Preguntó Yahvé a Caín: "¿Dónde está Abel, tu hermano?" Contestó: "No sé, ¿Soy acaso el guarde de mi hermano?" 10 Y dijo (Yahvé): "¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano está clamando a Mí desde la tierra. 11 Por eso andarás maldito, lejos de esta tierra que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. 12 Cuando labres la tierra, ella no te dará su fruto; fugitivo y errante vivirás sobre la tierra"

Comentarios
1 He adquirido: Alusión al nombre de Caín, que puede traducirse "adquisición". Caín el primogénito es el hijo de la rebeldía, el representante del espíritu de este mundo, mientras que Abel es el heredero de las promesas mesiánicas, el justo, que creía en el futuro Redentor (cf. Hebr 11,4)
3 s, Se menciona aquí el primer sacrificio. Seguramente los dos hijos de Adán no son los inventores del sacrificio sino que siguieron las costumbres de su padre. El sacrificio es la expresión espontánea de los sentimientos del hombre que reconoce su dependencia de Dios. No había aún sacerdotes: el padre de familia era también sacerdote. De la grasa: las partes grasas del animal, como fue establecido más tarde por la Ley de Moisés (cf.Lev. 4 vers 9, 19 y 35)
7 Texto difícil, que se traduce de muy diversas maneras S Clemente Romano, parafraseándolo según los Setenta, le da la siguiente explicación: "¿Por qué estás tan sobremanera entristecido, y por qué tan decaído tu rostro? ¿No es cierto que si rectamente ofrecieres, mas no repartieras rectamente, pecaste? Sosiégate; tu ofrenda volverá a tu poder y de nuevo serás su dueño" (I Carta Cor IV, 4). S. Crisóstomo combina las palabras de este vers. de otra manera, y ve una alusión a la envidia de Caín que teme por la primogenitura. Según esta interpretación. Dios quiere decir: Aunque acepté el sacrificio de Abel, no por eso te privaré de la primogenitura. Abel no la ambiciona al contrario, su afecto hacia ti es invariable, y tú lo dominarás. Entre los modernos es Nacar-Colunga quien sigue a S. Crisóstomo. Dice en la nota: "Parece referirse al amor que Abel sentía por Caín como hermano, que debía ser para éste un motivo para desistir de su odio, junto con la seguridad de que, como primogénito que era, siempre había de dominar sobre él".
8 Como por su sacrificio, así por su muerte Abel es figura de Cristo, por lo cual la Iglesia ha incluido su nombre en el Canon de la Misa: "Dígnate mirar esta ofrenda con propicios y benignos ojos y acéptala como te dignaste aceptar el primer pecado. ¡Cómo se habrán abierto los ojos de Adán al ver por primera vez un muerto! ¿Y Eva? Una escritora moderna analiza este tema con acertada delicadeza psicológica: "Cuando Dios desterró a Eva del paraíso, le dijo que iba a sufrir dolores, pero ella no pudo comprenderlo, pues nunca había sufrido dolor alguno. Supo lo que es dolor cuando dio a luz a sus hijos, pero era dolor físico, dolor que el gozo de tener un hijo hacía olvidar bien pronto. Pero cuando su hijo Abel fue muerto; cuando él a quien había dado la vida yacía delante de ella, sin vida; cuando ella que había conocido hasta entonces únicamente la inmortalidad, vio a su hijo sometido a la ley de la mortalidad, sintió todo el peso del dolor, experimentó el dolor en toda su profundidad. Y recién entonces supo valorar el castigo de Dios, y quizás el castigo tan tremendo le hizo comprender por primera vez cuán tremenda fue su culpa. La Sagrada Escritura cubre con respetuoso silencio el dolor de la primera madre"
9 ¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano? Es ésta, exactamente, la pregunta del individualismo moderno. De ahí que necesitemos tantas leyes sociales, tantas instituciones y organizaciones, que en vano se esfuerzan por neutralizar las desastrosas consecuencias del lema cainista. El individualismo no se cura desde fuera sino por el espíritu del Sermón de la Montaña (Mat caps 5-7) y la observancia del gran mandamiento del amor, que nos obliga a ver en cada hombre un hermano que nos ha sido confiado por el mismo Creador y Padre del género humano. Citando este versículo, dirige el Cardenal Mercier esta exhortación a su clero: "Nosotros somos los que tenemos las primeras responsabilidades. Nosotros hemos de marchar al frente del pueblo fiel, y confiados en la fe de su bautismo y en las riquezas inagotables de la misericordia divina, hemos de invitarlo a seguirnos, y resueltamente debemos facilitarle el camino" (Vida Interior, p 75)
10 "No es la voz de Abel la que te acusa, no es su alma, sino la voz de la sangre que has derramado... Si tu hermano se calla, la tierra te condena" (S Ambrosio, De Caín II, 9)
11 s El castigo de Caín es de doble naturaleza: la tierra no le dará fruto, y el mismo ha de andar errante de un cabo a otro de la tierra, Aún en esto Caín es el tipo del hombre moderno, que no sabe que solamente en Dios podemos encontrar la tranquilidad "El mundo de hoy se halla en continuo movimiento, a pie, en tranvía, en automóvil, en ómnibus, en tren, a bordo de un barco, como si todos fuésemos hijos de Caín. ¿Quién dominará el cainismo moderno que es tan fratricida como el del cuarto capítulo del Génesis?" (Mons. Keppler)

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