domingo, 1 de julio de 2012

Génesis XI. 7-32; XII. 1

7 Ea, pues, descendamos, y confundamos allí mismo su lengua, de modo que no entienda uno el habla del otro" 8 Así los dispersó Yahvé de allí por la superficie de toda la tierra; y cesaron de edificar la ciudad. 9 Por tanto se le dio el nombre de Babel; porque allí confundió Yahvé la lengua de toda la tierra; y de allí los dispersó Yahvé sobre la faz de todo el orbe.
10 Estos son los descendientes de Sem. Sem tenía cien años cuando engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. 11 Vivió Sem, después de haber engendrado a Arfaxad, quinientos años; y engendró hijos e hijas. 12 Arfaxad tenía treinta y cinco años cuando engendró a Sálah. 13 Y vivió Arfaxad, después de haber engendrado a Sálah, cuatrocientos tres años; y engendró hijos e hijas. 14 Sálah tenía treinta años cuando engendró a Eber. 15 Y vivió Sálah, después de haber engendrado hijos e hijas. 16 Eber, tenía treinta y cuatro años cuando engendró a Fáleg. 17 Vivió Eber, después de engendras a Fáleg, cuatrocientos treinta años; y engendró hijos e hijas. 18 Fáleg tenía treinta años cuando engendró a Reú. 19 Y vivió Fáleg, después de haber engendrado a Reú, doscientos nueve años; y engendró hijos e hijas. 20 Reú tenía treinta y dos años cuando engendró a Sarug. 21 Y vivió Reú, después de haber engendrado a Sargu, doscientos siete años; y engendró hijos e hijas. 22 Sarug tenía treinta años cuando engendró a Nacor. 23 Y vivió Sarug, después de haber engendrado a Nacor , doscientos años y engendró hijos e hijas. 24 Nacor tenía veinte y nueve años cuando engendró a Táreh. 25 Y vivió Nacor, después de haber engendrado a Táreh, ciendo diez y nueve años; y engendró hijos e hijas. 26 Táreh tenía setenta años cuando engendró a Abram, a Nacor y a Aram.
27 Estos son los descendientes de Táreh. Táreh engendró a Abram, a Nacor y a Aram; y Aram engendro a Lot. 28 Y murió Aram, antes de su padre Tareh, en el país de su nacimiento, en Ur de los caldeos. 29 Abram y Nacor tomaron para sí mujeres. El nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milcá, hija de Aram, padre de Milcá y padre de Jescá. 30 Era Sarai estéril y no tenía hijo. 31 Y tomó Táreh a Abram su hijo, y a Lot, hijo de Aram, su nieto, y a Sarai, su nuera, mujer de su hijo Abram; y salieron juntos de Ur de los caldeos, para dirigirse al país de Canaán. Y llegaron a Harán, donde se quedaron. 32 Y fueron los días de Táreh doscientos cinco años; y murió Táreh en Háran.
Capítulo XII
1 Dijo Yahvé a Abram: "Sal de tu tierra, y de tu parentela, y de la casa de tu padre, al país que Yo te mostrare.

Comentarios
7 Confundamos su lengua: No deja de ser un fenómeno milagroso esta confusión de las lenguas, que se produjo por intervención del Altísimo. Hay, sin embargo, expositores que dan a este hecho un sentido figurado o naturalista y dicen que aquí se trata de un acontecimiento de orden puramente natural. La desunión en el pensar llevó a los hombres a separarse los unos de los otros, y una vez separados perdieron pronto la unidad de la lengua primitiva. En estas explicaciones hay que proceder con mucha prudencia, a fin de que no se pierda el contenido de la revelación. Cf. la Carta de la Pontificia Comisión Bíblica del 16 de Enero de 1948, sobre la interpretación de los once primeros capítulos del Génesis, Véase 1, 31 y nota. Las consecuencias de la separación de los pueblos y de la confusión de las lenguas repercuten hoy todavía en la humanidad, manifestándose en una desastrosa desunión intelectual, cultural y política y en los nacionalismos extremistas -cultivados más que nunca en nuestros días- como fruto de los cuales presenciamos la supresión de naciones enteras, la explotación de los pueblos pobres y, ante todo, las incesantes guerras, que nunca fueron tan crueles como en nuestro siglo, a pesar de las tan numerosas instituciones internacionales y humanitarias.
9 El nombre de Babel (contracción de Balbel) significa en hebreo algo así como confusión. Es una etimología popular en que se expresa el desprecio a Babilonia. En lengua babilónica significa Babili (Babel) "puerta de Dios". La ciudad situada a orillas del Éufrates, adquirió desde muy antiguo extraordinaria importancia política. En el lenguaje de los profetas, Babel o Babilonia es la personificación de los impíos (véase Apoc. 14, 8; 17, 5; 18, 2)
10 ss. La genealogía que sigue, tiene por objeto establecer la línea directa que enlaza a Abrahán con el padre del género humano. "La Sagrada Escritura nos muestra, a grandes rasgos, el entroque genealógico de Abrahán con Adán por la parte fiel a Dios y heredero de las Bendiciones: Sem, en quien recaen las bendiciones de Noé (9, 26): Noé, único setita fiel (4, 8-9); Set, dado por Dios en lugar de Abel (4, 25); Protoparentes, depositarios y transmisores de la promesa llamada Protoevangelio (3, 15). De esta manera Abrahán, y por él,  el pueblo de Israel, llega a ser el heredero de todas las promesas de la bendición hechas por Dios a la Humanidad" (Oñate)
28 Ur de los caldeos, ciudad situada al sur de Babilonia, sobre la orilla oriental del Éufrates. Las excavaciones hoy realizadas en aquél lugar, muestras que la ciudad natal de Jesucristo y era célebre por un templo de Sin (Luna).
31 Harán: más tarde llamada Carrhae, primer objetivo del viaje, se halla en la región septentrional de Mesopotamia, a mitad de camino entre Ur de los caldeos y Canaán. También en Harán se veneraba al dios lunar Sin, y las tribus que se agrupaban alrededor de Harán eran de la misma raza que las de Ur. De ahí que la emigración Ur se dirigiera preferentemente a la ciudad de Harán, la cual se hallaba, además, en el camino que llevaba desde Mesopotamia a las regiones siro-palestinas.
1 El Reino de Dios sobre la tierra peligró de nuevo por la maldad de los hombre (cf. cap 11). Respetando el libre albedrío del hombre, permitió Dios la nueva apostasía del género humano, como había permitido la de los cainitas y de los setitas contagiados de la rebeldía cainita (6, 1 ss). Mas esta vez la bondad del Padre celestial no los anegó en el agua (cf. II Pedro 3, 7), sino que dio a su Reino otra estructura, fundándolo sobre una sola familia, fiduciaria exclusiva de la revelación divina hasta que viniese la revelación encarnada, Cristo. Este es el sentido de la vocación de Abrahán que, como un segundo Adán y Noé, entra en la historia. En adelante, se dividirá la historia en la de los gentiles, los cuales han dejado de ser destinatarios de la revelación, y en la de los descendientes de Abrahán, el pueblo elegido, el que será antorcha para todas las naciones y al cual serán confiados "los oráculos de Dios" (Rom 3, 2), es decir, las revelaciones divinas, hasta la venida del Mesías, de quien ellas dan testimonio. También el Libro de la Sabiduría relaciona la vocación de Abrahán con la corrupción de los hombres postdiluvianos: "Ella (la Sabiduría), cuando las gentes conspiraron a una para obrar mal, distinguió al justo (Abrahán) y conservóle irreprensible delante de Dios (Sab. 10, 5)

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