domingo, 1 de julio de 2012

Génesis XII. 2-13

2 Pues de ti haré una nación grande y te bendeciré; haré grande tu nombre, y serás una bendición. 3 Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan; y en ti serán benditas todas las tribus de la tierra."
4 Marchó pues, Abram, como se lo había mandado Yahvé; y con él partió Lot. Tenía Abram setenta y cinco años cuando salió de Harán. 5 Tomó Abram a Sarai su mujer, y a Lot, hijo de su hermano, con toda la hacienda que poseían, y con las familias que habían procreado en Harán. Partieron para dirigirse a la tierra de Canaán y llegaron a la tierra de Canaán. 6 Atravesó Abram el país hasta el lugar de Siquem, hasta la encina de Moré. Habitaban entonces los cananeos en el país. 7 Entonces se apareció Yahvé a Abram y djo: "A tu descendencia daré esta tierra." Allí erigió un altar a Yahvé que se le había aparecido. 8 Pasó de allí a la montaña al oriente de Betel, donde asentó su tienda, teniendo a Betel al occidente y Hai al oriente. Allí construyó un altar a Yahvé e invocó el nombre de Yahvé. 9 Después levantó Abram su tienda y se dirigió en etapas hacia el Négueb.
10 Más hubo hambre en el país, por lo cual Abram bajó a Egipto para morar allí, pues era grande el hambre en el país. 11 Estando ya próximo a entrar en Egipto, dijo a Sarai, su mujer: "Mira, yo sé que eres mujer hermosa; 12 por eso, cuando te vean los egipcios, dirán: "Esta es su mujer"; y me matarán a mí, y a ti te dejaran la vida" 13 Di, pues, te ruego, que eres mi hermana, a fin de que me vaya bien por causa tuya, y sea salva mi vida por amor de ti"

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2 s. ¿En qué consiste la promesa hecha a Abrahán? "Si admitimos el íntimo conexo con el Protoevangelio (3, 15) podemos deducir que esta bendición especialísima consiste en que la posteridad de Abrahán, el pueblo judío, será elegido por Dios para obrar una liberación universal y espiritual, y esto por uno de sus hijos, el cual triunfará plena y perfectamente sobre la serpiente diabólica" (Ceuppens). En efecto, son tres las promesas que el patriarca recibe: a) Dios le elegirá para hacer de él un gran pueblo; b) en Abrahán serán bendecidas todas las naciones c) de su linaje saldrá el Salvador. Véase las promesas semejantes en 18, 18 y 22, 18. De esta manera Dios recompensa las duras fatigas del gran patriarca, el cual ha de abandonar su patria y sus parientes para servir a un Dios que sus padres apenas conocían. San Pablo no se cansa de destacar la fe heróica de Abrahán, que "esperaba contra todo esperanza" (Rom 4, 18); pues cuando Dios le hizo la promesa de su numerosa descendencia, Abrahán era ya anciano y no tenía hijos, y su mujer Sara era estéril (11, 30). Esta fe heroica le valió el título de "padre de todos los creyentes" (Rom 4, 11), título que la Sagrada Escritura no da a ningún otro santo de la Historia Sagrada. En la Carta a los Hebreos dedica S. Pablo un capítulo especial al santo patriarca, que "esperaba aquella ciudad de fundamentos cuyo arquitecto y constructor es Dios" (Hebr 11, 10). En tal sentido todos los verdaderos cristianos son hijos de Abrahán. "Por Cristo y en Cristo somos de la descendencia espiritual de Abrahán" (Pio XI a los dirigentes de la Radio Belga, en 1938). Por lo tanto, que somos sus herederos espirituales, pues trata anticipadamente de Jesús, su origen terreno y su "carne", que ahora está sentada en el trono de la diestra del Padre. Sólo mirándolo desde Cristo entendemos el Antiguo Testamento
5 No conocemos la fecha exacta del viaje de Abrahán a Palestina. En general se cree que se realizó alrededor del año 2000 a. C. Ultimamente algunos historiadores han propuesto atribuir el viaje de Abrahán al siglo XVIII o XVII a. C. (cf. 14, 1 y nota) Canaán, es decir, Palestina, en aquel tiempo un país muy fértil. El escritor egipcio Sinhue, que vivió en el siglo XVIII a. C., alaba el país de Canaán extraordinariamente, diciendo: "La tierra aquella es hermosa, Jaa es el nombre de ella; hay higos en ella juntamente con racimos de uva. Abunda en ella el vino más que el agua; copiosa es su miel, sus olivos son numerosos:; frutos de todas clases tienen sus árboles. Hay granos allí juntamente con trigo; no existe límite para los rebaños todos". Los cananeos vivían en ciudades y lugares fortificados y permitían que las tribus nómadas apacentaran sus ganados en el país abierto. La venida de Abrahán con sus pastores y rebaños era para ellos una cosa insignificante, ya que el patriarca no molestaba a los habitantes de las ciudades, sino que venía e iba como uno de tanto jeques nómadas. Sin embargo, parece que más tarde se produjeron dificultades al sur del país Cf. v. 9 nota,
6 Siquem, situada en el centro de Palestian, idéntica con la actual Balata, a dos kms, al sudeste de Nablús. Encina de Moré: La Vulgata vierte: valle ilustre
7 A tu descendencia: Cf. 13, 15; 17, 8; 22. 18; 24, 7. El sentido espiritual de esta promesa nos lo revela S Pablo en Gal 3, 16, refiriéndolo al Descendiente por excelencia, el Mesías
8 Betel, hoy día Beitin, a 16 kms al norte de Jerusalén, conocida por el sueño de Jacob y más tarde por el culto que allí se tributó al idolo del becerro
9 Négueb: nombre de la parte meridional de Palestina, hoy día parte del Estado de Israel formado el año 1948. "Una narración de la biblioteca del antiguo reino de Ugarit, recientemente descubierto, nos cuenta como El da Kéret, dios de Sidonia un enorme ejército, llamado el "ejército del Négueb", para que luche con los invasores llamados terajitas (de Táreh, padre de Abrahán). El texto parece escrito aproximadamente, hacia la fecha de la irrupción de los hebreos en el sur de Palestina. Las tablillas que contienen esa narración están incompletas, pero parece permitir deducir que los terejitas se establecieron en el país y los cananeos viéronse obligados a retirarse ante ellos" (Bover-Cantera)
13. Sara, era, según Gen 20, 12, hermanastra de Abrahán, o, según otra interpretación, su sobrina, y a la vez su esposa; lo cual no es extraño en aquel tiempo en que la Ley mosaica no existía aún (Lev 18, 9) La conducta de Abrahán se explica por la costumbre de los reyes de apoderarse de las mujeres extranjeras, matando a los maridos. En cambio, si se trataba de una mujer no casada, solían dar regalos a los hermanos de la misma. San Agustín nota que Abrahán se portó aquí con una sabiduría llena de luz. "En cuanto a la belleza de Sara que teniendo más de 65 años (cf. Gen 17, 17 con 12, 4), no parece que estuviera en estado de despertar la concupiscencia de un Faraón egipcio. Pero si se tiene en cuenta que el mismo fenómeno aparece más tarde en el episodio de Abimielec con Abrahán (Gen. 20) y de nuevo en Isaac (26, 7-11), y además que va íntimamente ligado no tanto con la longevidad ultra-centenaria de los patriarcas, sino también con la maternidad nonagenaria de Sara, y más generalmente con la fecundidad centenaria de los patriarcas, aparecerá claro que la Biblia quiere presentar este grupo de fenómenos como efectos de un privilegio que fue reservado a los progenitores del pueblo de Dios en cuanto a tales" (Ricciotti, Hist. de Israel, num 127)

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