domingo, 1 de julio de 2012

Génesis XIV 23-24; XV; XVI 1-2

23 que ni un hilo, ni la correa de un zapato, tomaré de lo que es tuyo, no sea que digas: "Yo he enriquecido a Abram"; 24 a excepción de lo que han comido los muchachos, y la porción de esos varones que vinieron conmigos, Aner, Escol y Mamré. Estos tomarán su porción"
Capítulo XV
1 Después de estos acontecimientos habló a Yahvé a Abram en una versión, diciendo: "No temas, Abram; Yo soy tu escudo, tu recompensa sobremanera grande." 2 Respondió Abram: "Adonai, Yahvé, ¿qué me vas a dar, si me voy sin hijo, y el heredero de mi casa será este damasceno Eliéser?" 3 Y repitió Abram: "Aquí me tienes, no me has dado descendencia, y así es que un hombre de mi casa me ha de heredar" 4 Mas he aquí que Yahvé le habló, diciendo: "No te heredará éste, sino que no saldrá de tus entrañas, ése te ha de heredar." 5 Y le sacó fuera, y dijo: "Mira al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas", y le agregó: "Así será tu descendencia" 6 Y creyó a Yahve, el cual se lo reputó por justicia.
7 Díjoles después: "Yo soy Yahvé que te saqué de Ur de los caldeos, a fin de darte esta tierra por herencia" 8 Preguntó él: "Adonai, Yahvé, ¿en qué conoceré que he de heredarla? 9 Y le respondió: "Escógeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón" 10 Tomó entonces (Abram) todos estos (animales) y partiéndolos por el medio puso cada mitad en frente de la otra, pero sin partir las aves. 11 Sobre estos cuerpos muertos bajaron las aves de rapiña, más Abram las espantaba.
12 Y sucedió que estando ya el sol para ponerse, cayó sobre Abram un profundo sueño, y he aquí que le sobrevino un terror, una tiniebla muy grande. 13 Entonces dijo  (Dios a Abram: "Ten por cierto que tus descendientes vivirán como extranjeros en una tierra no suya, donde serán reducidos a servidumbre y oprimidos durante cuatrocientos años, 14 Mas la nación a la cual han de servir, Yo la juzgaré y después saldran con grandes riquezas, 15 Tu (entretanto) irás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena ancianidad. 16 Mas a la cuarta generación volverán acá; porque no ha llegado a su colmo." Y sucedió que, puesto ya el sol, apareció, en medio de densas tinieblas un horno humeante y una antorcha de fuego que pasó por entre aquellos animales divididos. 18 En aquel día hizo Yahvé alianza con Abram, diciendo: "A tu descendencia he dado esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates: 19 los cineos, los ceneceos, los cadmoneos, 20 los heteos, los fereceos, los refaítas, 21 los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos."
Capítulo XVI
1 Sarai, mujer de Abram, no le daba hijos; pero tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar, 2 y dijo Sarai a Abram: "Mira que Yahvé me ha hecho estéril; llegáte, pues te ruego, a mi esclava. Quizás podré tener hijos de ella." Escuchó Abram la voz de Sarai

Comentarios
1 Yo soy... tu recompensa sobremanera grande: Cf. la palabra de Jesús en el Nuevo Testamento; "He aquí que vengo presto, y mi galardón vienen conmigo para recompensar a cada uno según su obra" (Apoc. 22, 12). ¿Por qué, pues, no amarlo, amarlo infinitamente?
2 Alude a la costumbre o ley babilónica según el cual el mayordomo heredaba los bienes de su amo cuando éste no tenía hijos. En su respuesta usa Abrahán el nombre de Adonai (mi Señor), lo mismo que en el v.8 Es para expresar su absoluta sumisión y fidelidad
5 Le saco fuera, etc.: "En el silencio de la noche está Dios. No le busquemos en el barullo del día, ni en el trabajo ruidoso; busquémoslo en el silencio de la noche, como Nicodemo, pues éste es el momento propicio en que Dios suele hablar al hombre, Habló a Abrahán bajo un cielo tachonado de estrellas, prometiéndole que iba a ser padre de Su pueblo. Habló a Samuel en el silencio sagrado de la noche. manifestándole. Sus designios. Y en el silencio de la noche reveló a San José el sublime secreto de la Virgen e hizo anunciar a los pastores la venida de Cristo. Jesús mismo buscaba el silencio de la noche para comunicarse con el Padre y estar con El en íntimos coloquios" (Elpis)
6 "Muchas obra buenas había hecho Abrahán, mas no por ellas fue llamado amigo de Dios, sino después que creyó, y toda su obra fue perfeccionada por la fe" (S. Cirilo de Jerusalén, Cateq. V). Tan grande era la fe del Patriarca que no miraba a su edad ni a la esterilidad de su mujer. Creyó contra toda esperanza que Dios le daría descendencia. Por la fe en las divinas promesas había abandonado su patria; por la fe soportaba las más grandes aflicciones y penalidades; por la fe estaba dispuesto a renunciar a todo y hasta a sacrificar a su propio hijo, el hijo de las promesas (cap. 22) Cf. Rom. cap 4 y 5; Gal 3; Sant 2, 23. Por eso mereció ser llamado el padre de todos los creyentes (Rom 4, 11). Los que creemos en Cristo, somos hijos de Abrahán por la fe
12. Se trata de un rito acostumbrado entre los pueblos antiguos. Cf. Jer 34, 18 s. Al celebrar un pacto los contrayentes pasaban por entre los animales sacrificados, dando con ello a entender que, en caso de quebrantar uno el pacto, merecía la suerte de aquellos animales. Ese mismo rito estaba en uso también en Grecia y Roma. De ahí los términos latinos; foedus ferire, fodus icere, foedus percutere. No fue un sueño natural, sino un éxtasis o arrobamiento, durante el cual Dios reveló a Abrahán el destino de sus descendientes en Egipto.
16 A la cuarta generación, es decir, después de unos cuatrocientos años (en cifras redondas). Véase vers. 13. Una generación era entonces de 100 años más o menos. Según Ex. 12, 40 la cifra exacta es de 430 años
17 La antorcha de fuego, que recorre el espacio intermedio entre las víctimas, es símbolo de Dios quien también cumple la ceremonia del pacto, que consistía en que los contrayentes pasaban por entre las víctimas.
18 El río de Egipto; no el Nilo, sino el Wadi el Arisch, que constituía la línea de demarcación entre Egipto y Palestina (Num 34, 5; Jos. 15, 4; III Reyes 8, 65; Is. 27; 12)
2 Para resolver el problema del heredero o porque dudaba de la promesa de Dios. Sara propuso a Abrahán tomar por mujer a su esclava de Agar. La propuesta de Sara está de acuerdo con la ley babilónica de entonces (Código de Hammurabi, art. 146), según la cual la esposa que no tenía hijos podía dar a su marido una esclava. El hijo del marido y de la esclava pasaba por hijo de la esposa, y si la esclava despreciaba a su dueña estéril, tenía ésta el derecho de castigarla como propiedad suya. Es éste precisamente el caso de Sara y Agar (v. 5). No hay que juzgar la conducta de Sara y Abrahán según las leyes cristianas, pues la monogamia no era todavía precepto (véase lo que dice Cristo en Mat 19, 8). "Quiso Dios por este matrimonio de Abrahán con una esclava figurar misterios muy elevados" (Páramo) Cf. nota 15

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