domingo, 1 de julio de 2012

Génesis XL. 11-23; XLI. 1-16

11 Yo tenía en mi mano la copa del Faraón, y tomando las uvas las exprimí en la copa del Faraón, y entregué la copa en mano del Faraón." 12 José le dijo: "Esta es su interpretación: Los tres racimos son tres días. 13 Al cabo de tres días el Faraón exaltará tu cabeza, y te restituirá a tu cargo, y darás la copa del Faraón en su mano, como tenías costumbre anteriormente, cuando eras su copero. 14 Sólo te pido que te acuerdes de mí cuando te vaya bien; y que uses de misericordia conmigo, recordándome ante el Faraón, y que me saques de esta casa. 15 Pues he sido robado del país de los hebreos; y aún aquí no he hecho nada para que me metieran en el calabozo"
16 Viendo el jefe de los panaderos que era buena la interpretación, dijo a José: "Yo, por mi parte, vi en mi sueño tres canastos de pasta fina sobre mi cabeza. 17 En el canasto de encima había toda clase de pastelería para el Faraón, y las aves comían del canasto que llevaba sobre mi cabeza." 18 Respondió José diciendo: "Esta es su interpretación: Los tres canastos son tres días. 19 Al cabo de tres días el Faraón te quitará la cabeza, te colgará en un madero y las aves comerán tu carne." 20 Y, efectivamente, al día tercero, día del cumpleaños del Faraón día del cumpleaños del Faraón, hizo éste un banquete para todos sus siervos; y alzó en medio de sus siervos la cabeza del jefe de los coperos y la del jefe de los panaderos. 21 Restituyó al jefe de los coperos a su oficio de copero, el cual volvió a poner la copa en mano del Faraón. 22 Mas al jefe de los panaderos, le colgó, como le había interpretado José. 23 Y no se acordó el jefe de los coperos de José, sino que se olvidó del mismo.
Capítulo XLI
1 Dos años después tuvo el Faraón un sueño: le parecía que estaba junto al río, 2 y subían del río siete vacas hermosas de parecer y gordas de carne, y pacían en los lugares lagunosos. 3 Y he aquí otras siete vacas que subían del río tras ellas, feas de parecer y flacas de carne, que se pusieron junto a aquellas vacas a la orilla del río. 4 Y las vacas feas de parecer y flacas de carne devoraron a las siete vacas hermosas de parecer y gordas. Tras esto despertó el Faraón. 5 Volvió a dormirse y tuvo un segundo sueño: vio siete espigas que brotaban de una misma caña, gruesas y lozanas. 6 Pero detrás de ellas brotaban siete espigas delgadas y abrasadas por el solano; 7 y las siete espigas delgadas devoraron a las siete espigas gruesas y llenas. Despertó el Faraón, y he aquí que era un sueño.
8 A la mañana, sintiendo perturbado su espíritu, envió a llamar a todos los adivinos de Egipto y a todos sus sabios. Contóles el Faraón su sueño, mas no hubo quien se lo interpretase al Faraón. 9 Entonces habló el jefe de los coperos al Faraón, diciendo: "Ahora recuerdo mis faltas. 10 Cuando el Faraón estuvo enojado con sus siervos y me echó en la cárcel en la casa del capitán de la guardia, a mí y al jefe de los panaderos, 11 soñamos sueños en una misma noche, yo y él, soñando cada uno según el significado que correspondía a su sueño. 12 Estaba allí con otros un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia; le contamos nuestros sueños y él nos dio su interpretación, a cada uno la interpretación correspondiente a su sueño. 13 Y según nos había interpretado, así ocurrió: a mí me restituyó a mi cargo, y al otro lo hizo colgar."
14 El Faraón envió a llamar a José, al cual sacaron a toda prisa del calabozo. Se afeitó, mudóse de ropa y vino al Faraón. 15 Y dijo el Faraón a José: "He tenido un sueño, y no hay quien lo interprete, mas he oído decir de ti que apenas oído un sueño sabes interpretarlo." 16 Contestó José al Faraón: "No depende de mí; Dios es quien dará al Faraón una respuesta favorable."

Comentarios
15 Nótese la delicadeza de José que no acusa a sus hermanos. La caridad le movió a no publicar las injusticias de su prójimo, y la humildad, a que ocultase las propias virtudes (Crisóstomo)
19 Los egipcios decapitan primeramente a los condenados, luego los colgaban en un palo.
20 Alzar la cabeza de alguno significa tributarle honores, restituirlo a su cargo. La misma expresión se usa en la liberación de Jeconías (IV Rey 25, 27).
23 José es sometido a una nueva prueba. Le olvidan los que recibieron sus beneficios. Dios tiene la costumbre de no librar de las pruebas a los hombres llenos de virtud. Manifiesta en ellos su poder y les da ocasión de crecer en la virtud. "De los hombres, José nunca encontró ayuda o apoyo. Su madre murió siendo él todavía niño; el poder de su padre era limitado y no podía defenderlo cuando le hacían mal; y sus hermanos... la envidia les hizo olvidar que tenían el mismo padre, que fueron criados bajo el mismo techo y adoraban al mismo Dios. Putifar que no tenía más que ventajas por la estadía de él. Y con todo, José no se amargaba ni llevaba su suerte con la muda resignación de quien no tiene esperanza" (Elpis). Encontramos aquí el rasgo principal de la fisonomía espiritual del privilegiado hijo de Jacob: su confianza en Dios, que le hacía olvidar tantas y tan grandes injusticias. El hombre que confía en Dios saca de esta misma confianza la gracia para sobreponerse a todas las dificultades. Con la ayuda de Dios traspasará el justo toda muralla, como dice el Salmista (S. 17, 30)
1 El río es el Nilo, a cuya inundación Egipto debe su vida económica, especialmente la fertilidad de sus campos
8 Debido a la superstición de los egipcios, los adivinos y hechiceros eran allí tan numerosos, que formaban un propio gremio y eran tratados como sabios.
14 Los egipcios no se dejaban crecer la barba. Sólo los prisioneros y los que estaban de luto, llevaban barba. En nuestro caso el ceremonial que sigue José, especialmente el afeitado (cabeza y barba) pertenecía al protocolo de la corte.
16 Admiremos la humildad de José que no reclama para sí ningún honor ni se atribuye la capacidad de interpretar sueños, como tampoco en 40, 8. Dios es quien da la interpretación, inspirando a su siervo. En esto consiste también la diferencia entre los falsos profetas y los verdaderos. Aquellos presentan sus propias invenciones como inspiraciones divinas. éstos habían solamente cuando Dios los inspira y sólo dicen lo que El les ordena seguir.

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