domingo, 1 de julio de 2012

Génesis XLIV. 14-34; XLV 1-11

14 Así llegó Judá con sus hermanos a la casa de José -éste se hallaba todavía allí- y echáronse delante de él a tierra. 15 Díjoles José: "¿Qué es lo que habéis hecho? ¿No sabíais que un hombre como yo puede adivinar?" 16 A lo cual respondió Judá: "¿Qué podemos decir a mi señor? ¿Qué vamos a hablar, o cómo nos justificaremos? Dios ha descubierto la iniquidad de tus siervos. Henos aquí, siervos somos de mi señor, tanto nosotros como aquel en cuyo poder fue hallada la copa." 17 Lejos de mí hacer tal cosa, contestó José. El hombre en cuyo poder fue hallada la copa, ése será siervo mío; vosotros, empero, subid en paz a casa de vuestro padre."
18 Entonces Judá se acercó a él, y dijo: "Por favor, señor mío, permite que tu siervo diga una palabra a oídos de mi señor, y no se encienda tu ira contra tu siervo; porque tú eres igual al Faraón. 19 Mi señor preguntó a sus siervos, diciendo: "¿Tenéis padre o hermano?" " 20 Respondimos a mi señor; "Si, tenemos un padre anciano, y un niño de su vejez, que es el menor y cuyo hermano murió, de modo que él solo le ha quedado de su madre, y su padre le ama." 21 Tú dijiste entonces a tus siervos: "Traédmelo, para que ponga mis ojos sobre él." 22 Mas nosotros respondimos a mi señor: "El joven no puede dejar a su padre; porque si lo dejare, su padre morirá." 23 Pero tú dijiste a tus siervos: "Si no baja con vosotros vuestro hermano menor, no volveréis a ver mi rostro." 24 Subimos, pues, a casa de tu siervo, mi padre, y le contamos las palabras de mi señor. 25 Y cuando dijo nuestro padre: "Volved a comprarnos algo para comer", 26 contestamos nosotros: "No podemos bajar. Pero si nuestro hermano menor va con nosotros, bajaremos; pues no podremos ver el rostro de aquel hombre, a no ser que vaya con nosotros, bajaremos; pues no podremos ver el rostro de aquel hombre, a no ser que vaya con nosotros nuestro hermano menor." 27 Entonces sabéis que mi esposa me dio dos hijos. 28 El uno desapareció de mi presencia, y yo dije: Sin duda ha sido devorado, y hasta ahora no lo he visto más. 29 Si lleváis también a éste de mi presencia, y le sucede alguna desgracia, haréis descender con dolor mis canas al sepulcro" 30 Ahora, pues, si yo llego a tu siervo mi padre, y no está con nosotros el joven, de cuya vida depende la suya, 31 sucederá que al ver que el joven no existe, morirá; y así tus siervos harán descender con dolor al sepulcro las canas de tu siervo, nuestro padre 32 Porque tu siervo se hizo responsable por el joven ante mi padre, diciendo: "Si no te lo vuelvo a traer, seré para siempre reo de pecado contra mi padre." 33 Ruégote, pues que tu siervo quede en lugar del joven por esclavo de mi señor, a fin de que el jovén pueda volver con sus hermanos. 34 Pues ¿cómo podré yo subir a casa de mi padre, sin que el joven esté conmigo? ¡No vea yo el mal que vendrá sobre mi padre!
Capítulo XLV
1 José, no puediendo ya contenerse delante de cuantos lo rodeaban, gritó: "¡Haced salir a todos de mi presencia!" De modo que no se quedó nadie con José cuando se dio a conocer a sus hermanos. 2 Y púsose a llorar en alta voz, de suerte que lo oyeron los egipcios; oyólo también la casa del Faraón. 3 Entonces dijo José a sus hermanos: "Yo soy José. ¿Vive todavía mi padre?" Pero sus hermanos no pudieron responderle, porque su presencia los había llenado de espanto. 4 Dijo, pues, José a sus hermanos: "Acercáos a mí." Ellos se le acercaron; y les repitió: "Yo soy José, vuestro hermano, a quien vendisteis a Egipto. 5 Mas ahora no os aflijáis, y no os pese el haberme vendido acá, que para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros. 6 Porque hace dos años ya que hay hambre en la tierra, y aún restan cinco años en que no habrá ni siembra ni siega. 7 Dios me ha enviado delante de vosotros para dejaron un resto sobre la tierra, y a fin de conservaros la vida para una gran salvación. 8 Así, pues, ya no sois vosotros los que me habéis enviado acá, sino Dios, quien me ha constituido padre del Faraón y señor de toda su casa y gobernador de todo el país de Egipto. 9 Apresuraos a subir donde mi padre, y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha hecho señor de todo el Egipto; ven a mí sin tardar. 10 Habitarás en país de Gosen, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos y los hijos de tus hijos, tus ovejas y tus vacadas y todo cuanto tienes. 11 Y yo te sustentaré allí -pues vendrán todavía cinco años de hambre- no sea que perezcas tú y tu casa y todo lo tuyo.

Comentarios
16 En la conducta de los hermanos se refleja la culpa común y la disposición para sobrellevar el justo castigo. El conocimiento del pecado es el comienzo de la enmienda y del arrepentimiento, y éste nos consigue el perdón. Así lo vemos en la parábola del Hijo Pródigo (Luc 15, 11 ss.), y en esta historia en que José hace las veces del Padre Celestial
27 Mi esposa: Se refiere a Raquel, de la cual tuvo dos hijos. Los demás hijos eran de Lía, Bilhá y Silfá
34 Las palabras de Judá que sale fiador de su hermano menor, cuya desaparición causaría la muerte del querido padre, son la más conmovedora manifestación de sentimientos fraternales. También en ello pudo ver José la prueba de que sus hermanos se habían convertido.
7 Para una gran salvación, es decir, para salvar a los suyos, dándoles de comer y preparando para ellos una nueva patria en Egipto donde podrán multiplicarse y llegar a ser un gran pueblo. (Ex 1, 9)
8 Padre del Faraón: Título que se daba al dignatario más alto del reino, como se ve por los documentos de la XIX dinastía de Egipto. Cf. Est. 13, 6, donde el rey Asuero honra a Amán con ese mismo título. También en esto es José figura de José de Nazaret, padre adoptivo del gran Rey, nuestro Redentor, con la ilimitada influencia que tal dignidad representa. Cf. 41, 45 y nota.
10 Gosen o Gesen: nombre de una región situada en la orilla occidental del actual canal de Suez, rica en pastizales.

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