domingo, 1 de julio de 2012

Génesis XLIX 26-33; L 1-17

26 Las bendiciones de tu padre superan
a las bendiciones de los montes eternos,
a los tesoros de los collados perennes.
¡Vengan ellas sobre la cabeza de José,
sobre el vértice del príncipe entre sus [hermanos]!
27 Benjamín es un lobo rapaz;
por la mañana devora la presa,
y a la tarde reparte los despojos."
28 Todas éstas son las doce tribus de Israel; y esto es lo que les dijo su padre cuando los bendijo: a cada una la bendijo con la bendición que le correspondía.
29 Y les dio orden, diciéndoles: "Yo voy a reunirme con mi pueblo; sepultadme con mis padres, en la cueva que está en el campo de Efrón el heteo, 30 en la cueva que está en el campo de Macpelá, frente a Mamré, en el país de Canaán; en el campo que compró Abrahán a Efrón, el heteo para sepultura propia; 31 donde sepultaron a Abrahán y a Sara, su mujer, donde sepultaron a Isaac y a Rebeca, su mujer, y donde sepulté yo a Lía; 32 en el campo y la cueva que en él hay, que yo he comprado a los hijos de Het." 33 Y cuando acabó de dar estas órdenes a sus hijos, recogió sus pies en el lecho y expiró, y se reunió con su pueblo.
Capítulo L
1 Echóse entonces José sobre el rostro de su padre y llorando sobre él lo besó. 2 Y mandó José a los médicos que tenía a su servicio, que embalsamaran a su padre; y embalsamaron los médicos a Israel. 3 Emplearon en ello cuarenta días; porque éste es el tiempo que se emplea para el embalsamamiento; y Egipto lo lloró por espacio de setenta días. 4 Pasado el tiempo de su llanto, habló José a los cortesanos del Faraón, diciendo: "Si he hallado gracia a vuestros ojos, hacedme el favor de hacer llegar a oídos del Faraón esta palabra: 5 "Mi padre me ha tomado juramento diciendo: "He aquí que yo me muero; en la sepultura que abrí para mí, en la tierra de Canaán, allí me has de sepultar". Ahora, pues permíteme que suba a sepultar a mi padre; y luego volveré." 6 Respondió el Faraón: "Sube y sepulta a tu padre, como él te hizo jurar."
7 Subió, pues, José a enterrar a su padre; y subieron con él todos los servidores del Faraón, los ancianos de su casa, y todos los ancianos de su casa, y todos los ancianos del país de Egipto; 8 y toda la casa de José, sus hermanos, y la casa de su padre. Sólo a sus pequeñuelos, sus rebaños y sus vacadas dejaron en la tierra de Gosen. 9 Subieron también con él carros y gente de a caballo, de manera que el cortejo era muy grande. 10 Llegados a la era de Atad, que está al otro lado del Jordán, hicieron allí un duelo grande y muy solemne, y José hizo a su padre un duelo de siete días. 11 Cuando los cananeos, habitantes de la tierra, vieron el llanto en la era de Atad, decían: "Llanto muy grande es éste de los egipcios." Por eso se dio el nombre de Abel-Misraim a ese lugar que está allende el Jordán. 12 Hicieron, pues, los hijos de Jacob con él según les había mandado: 13 Lleváronle sus hijos a la tierra de Canaán, y le sepultaron en la cueva del campo de Macpelá, frente a Mamré; en el campo que Abrahán había comprado a Efrón, el heteo, para sepultura propia. 14 Después de haber sepultado a su padre, volvióse José a Egipto, él y sus hermanos, y todos los que habían subido con él a sepultar a su padre.
15 Cuando vieron los hermanos de José que había muerto su padre, se dijeron: "A lo mejor José nos guarda rencor y nos devolverá todo el mal que le hemos hecho." 16 Enviaron, pues, a decir a José: "Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo: 17 Así diréis a José: "Perdona, por favor, el crimen de tus hermanos y su pecado, porque ciertamente te han hecho mal. Pero ahora perdona, te rogamos, ese crimen de los siervos del Dios de tu padre". " José lloró mientras así hablaban con él.

Comentarios
26 Los tesoros de los collados perennes: La Vulgata vierte: hasta que viniese el deseo (o Deseado) de los montes eternos: Los amigos veían en los montes eternos a los Santos y Patriarcas del Antiguo Testamento, cuyo deseo era ver al Deseado (Cristo). La aplicación a Cristo tropieza, sin embargo, como observa Scío, con la dificultad de que las tribus de José no vieron la venida del Mesías, ya que fueron llevadas al cautiverio de Asiria (722 a. C.) y no volvieron más. Los modernos ven en las bendiciones de los montes el rocío y los frutos de la tierra. Eternos se llaman porque han sido creados hace muchos siglos y resisten a la destrucción de los tiempos (Simón-Prado). Cf. Deut 33, 15; Ez 36; 2; Hab 3, 6. Príncipe entre sus hermanos: La Vulgata dice: El Nazareo, o sea el consagrado a Dios, de entre sus hermanos.
27 Refiérese este vers. a la valentía y al carácter indómito de los benjaminitas, de cuya tribu procederá el primer rey Saúl, no menos indómito. De la misma tribu saldrá también San Pablo, "lobo rapaz" en doble sentido, primero como perseguidor de la Iglesia, y después de su conversión como intrépido misionero
32 En la vida de Jacob se deja palpar el poder de la vocación divina, que transformaba poco a poco su carácter y lo capacitaba para lo espiritual, que antes no se notaba en él. Las principales etapas de su educación espiritual son la visión de Betel (28, 10-19), la persecución y opresión de parte de su hermano Esaú y de su tío Labán, la lucha con el Angel (32, 22 ss.), la vuelta a Betel y la destrucción de los ídolos en su familia (35, 1 ss.), la pérdida de su hijo José (cap. 37) y otras pruebas que Dios le hizo sobrevenir, Con Jacob termina uno de los periodos más importantes de la historia del Reino de Dios y de la Revelación divina que, por medio de él alcanzó una claridad hasta entonces no conocida. El Mesías saldrá de su estirpe, de Judá, su hijo, y traerá la salud para la humanidad entera. Por eso el Eclesiástico alaba a Jacob con las siguientes palabras: "Dios lo distinguió con sus bendiciones y le dio la herencia, repartiéndosela entre las doce tribus; y le concedió que en su linaje siempre hubiese varones piadosos amados de todas las gentes" (Eclí 44, 26 s.)
4 Durante el duelo de José no podía dejar su casa por lo cual se sirve de intermediarios para entregar su pedido al Faraón.
11 Abel-Misraim significa "llanto de los egipcios". No se menciona más en la Biblia.

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