domingo, 1 de julio de 2012

Genésis XVIII. 4-29

4 Permitid que se traiga un poco de agua; y lavaos los pies, y descansaos debajo del árbol, 5 Traeré entretanto, un bocado de pan, y fortaleceréis vuestros corazones; después pasaréis adelante; pues por eso habéis pasado delante de vuestro siervo." Y contestaron: "Haz como has dicho." 6 Fue, pues, Abrahán apresuradamente a la tienda, a Sara, y dijo: "¡Pronto, tres medidas de flor de harina; amasa y haz tortas!" 7 Corrió Abrahán también a la vacada tomó un ternero tierno y gordo, y diólo a un mozo, el cual se apresuró a aderezarlo 8 Después tomó requesón y leche y el ternero que había aderezado, y se lo puso delante; y mientras comían, el se quedó de pie junto a ellos, bajo el árbol.
9 Preguntáronle: "¿Dónde está Sara, tu mujer?" "Ahí en la tienda", contestó él. 10 Entonces dijo (Dios): "Volveré a ti sin falta por este mismo tiempo, y he aquí que Sara tu mujer, tendrá un hijo." Entretanto Sara estaba escuchando a la entrada de la tienda, detrás de él. 11 Porque Abrahán y Sara eran ancianos, de avanzada edad, y había cesado ya en Sara la costumbre de las mujeres. 12 Ríose pues, Sara interiormente y dijo: "¿Con que siendo ya consumida he de tener deleite? y también mi señor es viejo." 13 Entonces dijo Yahvé a Abrahán: "¿Por qué se ha reído Sara, diciendo: "¿Será cierto que voy a dar a luz, siendo, como soy, vieja?" 14 ¿Hay acaso para Yahvé cosa imposible? En el plazo señalado por este mismo tiempo, te visitaré otra vez, y Sara tendrá un hijo" 15 Pero Sara negó, diciendo: "No me he reído"; pues tenía miedo. Mas El dijo: "No, que te has reído".
16 Levantáronse de allí los varones y se dirigieron hacia Sodoma, y Abrahán los acompañó para despedirlos. 17 Entonces se dijo Yahvé: "¿He de encubrir a Abrahán lo que voy a hacer? 18 Pues Abrahán ha de ser padre de una nación grande y fuerte y serán benditos en él todos los pueblos de la tierra. 19 Porque le he constituido para eso: que mande a sus hijos, y a su casa después de él, guardar el camino de Yahvé, practicando la justicia y el derecho a fin de que Yahvé haga venir sobre Abrahán lo que tiene prometido en su favor" 20 Dijo, pues, Yahvé: "El clamor de Sodoma y Gomorra es grande, y sus pecados son extraordinariamente graves. 21 Bajaré a comprobar si han hecho realmente según el clamor que ha llegado hasta Mí; y si no, lo sabré." 22 Partieron, pues, de allí los varones y se encaminaron hacia Sodoma; mas Abrahán permanecía todavía en pie delante de Yahvé. 23 Y acercándose dijo Abrahán: "¿Es así que vas a destruir al justo con el impío? 24 Quizás habrá cincuenta justos en la ciudad, ¿Los exterminarás acaso, y no perdonarás al lugar por los cincuenta justos que se hallaren allí? 25 ¡Lejos de Ti obrar de esta manera, que hagas morir al justo con el impío, y que el justo y el malvado sean tratados del mismo modo! ¡Lejos eso de Ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no ha de hacer justicia?" 26 Dijo entonces Yahvé: "Si hallare en Sodoma cincuenta justos en la ciudad, perdonaré a todo el lugar por amor de ellos." Replicó Abrahán diciendo: "Mira, te ruego, me he atrevido a hablar al Señor, aunque soy polvo y ceniza. 28 Quizás falten de los cincuenta justos cinco; ¿destruirás por los cinco toda la ciudad?" Respondió: "No la destruiré si hallare allí cuarenta y cinco" 29 Y de nuevo le preguntó y dijo: "Quizás se encuentren allí cuarenta." Contestó, "No lo haré por amor de los cuarenta"

Comentarios
4 ss Los Padres alaban la hospitalidad del santo patriarca que trata a los tres desconocidos como si fuesen sus hermanos. Abrahán no encomendaba el servir a los huéspedes a sus siervos y criados, disminuyendo de tal modo el bien que hacía (por ejercerlo manos ajenas) sino que él mismo servía a la humanidad necesitada, juntamente con su mujer, como si en esto hubiera encontrado un provecho. El mismo lavaba los pies de los peregrinos, y el mismo traía sobre sus propios hombres un ternero gordo de la manada. Cuando los huéspedes estaban comiendo, él les servía en pie, como uno de sus criados, y, sin comer él, ponía en la mesa los manjares que Sara había guisado con sus propias manos" (S. Jerónimo, Carta a Pamaquio)
12. Mi Señor: Abrahán. San Pedro se refiere a este pasaje en su primera Epístola (3, 6), donde dice que la mujer, siendo más débil por voluntad de Dios, debe ser respetuosa y obediente al marido "como Sara que obedecía a Abrahán y lo llamaba Señor", y que es por este camino por donde ella llegará a ganar al marido (I Pedro 3, 1). También San Pablo recalca la voluntad divina de que la mujer tenga un papel subordinado en lo que se refiere al marido. "Quiero que sepáis, exhorta el gran apóstol de los Gentíles, que como Cristo es la cabeza de todo varón, así el varón es cabeza de la mujer" (I Cor 11, 3). "El (varón) es la imagen y gloria de Dios, más la mujer es la gloria del varón: que no fue el varón formado de la mujer, sino la mujer del varón" (I Cor 11, 7 s), Los primeros cristianos, y aún las mujeres de la Edad Media, conocían estas sabias normas dictadas por los apóstoles y las observaban. Así, por ejemplo, Isabel la Católica, reina y heredera del trono de Castilla, llamaba a su marido "mi señor", aunque le era igual en dignidad. Hoy día se habla de la "emancipación de la mujer", pero no en provecho de su dignidad. Comprendan las mujeres cristianas que la felicidad de la mujer no consiste en la "emancipación" de las leyes naturales y divinas, pero sepan también los maridos, que en el matrimonio cristiano, ellos son los representantes de Cristo y que deben por lo tanto amar a sus mujeres "como Cristo amó a la Iglesia" (Ef. 5, 25), tratándolas "con toda discreción" (I Pedro 3, 1)
20 El pecado de Sodoma consistió en la perversión del orden de la naturaleza, vicio que se llama sodomía (véase 19, 4 ss). El diálogo entre Dios y Abrahán enseña como Dios detiene su ira por amor e intercesión de los santos; muestra, además la asombrosa llaneza de Dios en su trato con los hombres, y la rectitud de corazón del patriarca. "Diálogo bellísimo, dice Bover-Cantera, en que no se sabe qué admirar más, si la generosidad de Dios al escuchar la oración de su siervo y perdonar al pueblo pecador o el atrevimiento familiar y a la vez respetuoso y la confianza humilde de aquel santo varón, que recibió el título de "amigo de Dios" por antonomasia".

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