domingo, 1 de julio de 2012

Génesis XXII. 8-24; XXIII. 1-6

8 Contestó Abrahán: "Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío." Y siguieron caminando los dos juntos
9 Llegado el lugar que Dios le había indicado erigió Abrahán allí el altar, y dispuso la leña, después ató a Isaac su hijo, y púsole sobre el altar, encima de la leña. 10 Y alargando su mano tomó Abrahán el cuchillo para degollar a su hijo, 11 cuando he aquí que el Angel de Yahvé le llamó desde el cielo, diciendo: "¡Abrahán, Abrahán!" El respondió "Heme aquí." 12 Dijo entonces (el Angel): "No extiendas tu mano contra el niño, ni le hagas nada: pues ahora conozco que eres temeroso de Dios, ya que no has rehusado darme tu hijo, tu único."
13 Y alzó Abrahán los ojos y miró, y vio detrás suyo un carnero, enredado por los cuernos en un zarzal. Fue Abrahán y tomó el carnero, y ofreciólo en holocausto en lugar de su hijo. 14 Y dio Abrahán a aquel lugar el nombre de "Yahvé ve" por donde se dice hoy en día: "En el monte de Yahvé se verá"
15 El Angel de Yahvé llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo, 16 y dijo: "Por mí mismo he jurado, dice Yahvé: Por cuanto has hecho esto, y no has rehusado darme tu hijo, tu único, 17 te colmaré de bendiciones y multiplicaré grandemente tu descendencia como las estrellas del cielo, y como las arenas de la orilla el mar, y tus descendientes poseerán la puerta de sus enemgios; 18 y en tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra, porque has obedecido mi voz" 19 Luego volvió Abrahán a sus criados y levantándose se dirigieron juntos a Bersabee, y habitó Abrahán en Bersabee
20 Pasadas estas cosas fue dada a Abrahán esta noticia: "También Milcá ha dado a luz hijos a Nacor, tu hermano (cuyos nombres son): 21 Us, el cual es su primogénito; Buz su hermano; Camuel, padre de Aram, 22 Cased, Azau, Feldas, Jedlaf y Batuel. 23 Batuel engendró a Rebecca. Estos ocho dio Milca a luz a Nacor, hermano de Abrahán. 24 Su concubina, llamada Reumá, le dio también hijos: Tábeh, Gáham, Tahas y Maaca.
Capítulo XXIII
1 Sara vivió ciento veinte y siete años; tantos fueron los años de la vida de Sara. 2 Murió Sara en Quiriat-Arbá, que es Hebrón, en la tierra de Canaán y vino Abrahán a llorar a Sara y hacer duelo por ella. 3 Después se levantó Abrahán de junto de su difunta, y habló con los hijos de Het, diciendo: 4 "Extranjero y huésped soy en medio de vosotros; dadme una propiedad sepulcral entre vosotros, para que pueda enterrar a mi difunta, sacándola de mi vista" 5 Los hijos de Het respondieron a Abrahán, diciéndole: 6 "Oyenos, señor, tú eres un príncipe de Dios en medio de nosotros; entierra a tu difunta en el mejor de nuestros sepulcros; ninguno de nosotros te negará su sepulcro, para que entierres a tu muerta."

Comentarios
8 ss Abrahán, el hombre de fe inquebrantable, que esperaba contra toda esperanza (Rom. 4, 18), estaba convencido de que Dios tendría la solución aún cuando fuese necesario el milagro de resucitar a su hijo (Hebr 11, 19). Isaac es figura de Jesucristo ofrecido en la Cruz, pues, como dice San Jerónimo, "estando aparejado para morir, llevó la Cruz evangélica antes del Evangelio"  (Carta a Pamaquio). Como Isaac tomó sobre sus espaldas la leña, así Cristo cargo con el madero de la cruz; y como Isaac se dejó atar voluntariamente, así Cristo, el Cordero de Dios, "fue sacrificado porque El mismo lo quiso" (Is. 53, 7). Pero hubo esta gran diferencia, que Dios salvó a Isaac del sacrificio, y en cambio -dice San Pablo- "no perdonó a su propio Hijo". Tal es la asombrosa relación del amor y la misericordia del Padre, que se nos hace en Juan 3, 16. Abrahán es, pues, figura de aquel Padre que sacrificó a su Hijo Unigénito para la redención del mundo.
11 El Angel del Señor: en sentir de muchos Padres, Dios mismo, o el Hijo de Dios que preparaba la Redención, Otros ven en él un verdadero Angel que servía de intermediario entre Dios y los hombres (cf. Ex. 3, 20-23).
12 Conozco que eres temeroso de Dios: En este temor se descubre la esencia de la religión antigua. Es un temor suavizado por el amor a Dios, cuyos mandamientos paternales causan miedo solamente en lo que no los practica. "Aún en los pasajes en que antes Yahvé omnipotente y vengador el "temor" tiende a predominar en el sentido más crudo de "miedo"... es éste un solo elemento y predominante cuando se quiera, de todo un complejo, de que también son parte primordial el "respeto", la "reverencia". En ocasiones los papeles se cambian, y el "temor" queda como escondido en el fondo, mientras el "respeto", la "reverencia", concretados en la "piedad" practicada, en la "religión" -total ley divina- vivida, suben a primer plano, hasta tal punto que la expresión "tiementes Deum" llega a ser término consagrado que se da a quienes, piadosos para con Dios, en todo guardan su ley" (Asensio).
17 Poseer la puerta es un giro hebreo que significa vencer, conquistar, triunfar.
18 En tu descendencia: Jesucristo. Así lo explica S. Pablo en Gal 3, 16. Cf. las promesas anteriores en 12, 3, 18, 18. Abrahán es nuevamente colmado de bendiciones por su obediencia, y contribuye a la gran bendición del mundo que culminará en Cristo. "Los justos y los santos son las columnas de la Iglesia y del mundo entero" (S. Jerónimo). Porque has obedecido mi voz: La obediencia a la palabra de Dios obra milagros, resucita a los muertos, engendra la vida del alma y la mantiene viva Cf. el Salmo 118
3 Los hijos de Het, los heteos, o hititias, pueblo no semítico, proveniente del Asia Menor, que había conquistado parte de Palestina y cuyos restos vivían todavía en la época de David. El heteo Urías, p. ej: era capitán del ejército de David.
4 A pesar de vivir largo tiempo en Canaán, Abrahán nada había adquirido en aquel país que Dios le había prometido (véase 13, 14-15); al contrario, tuvo que pagar una suma enorme por la adquisición de una cueva para dar sepultura a Sara (v. 16). San Pablo explica este misterio en Hebr. 11, 9-10. "Abrahán, comenta San Ireneo, no recibió su herencia en aquella tierra, ni siquiera un palmo, sino que siempre fue en ella peregrino y extranjero. Y cuando murió Sara, su esposa, queriendo voluntariamente los heteos darle lugar para sepultarla, no quiso recibirlo, sino que compró un monumento a Efrón, hijo de Seor heteo, por cuatrocientos siclos de plata, prefiriendo atenerse a las promesas de Dios y no queriendo aparecer como que recibía de los hombres lo prometido por Dios".

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